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Dibujar rostros humanos es una necesidad vital, afirma Paola Pineda Córdova

Con colores, trazos y manchas descifro el diálogo interno que ocurre frente a un espejo

La artista plástica prepara una serie que busca captar ese instante que llena o asusta, señala

 
Periódico La Jornada
Martes 29 de diciembre de 2015, p. 7

La artista plástica Paola Pineda Córdova se describe como una curiosa insaciable y observadora silenciosa, en la misma proporción.

Después de una trayectoria que abarca varias exposiciones individuales y colectivas, prepara una serie de pinturas titulada Al espejo, inspirado, explicó en el siguiente texto: El rostro es un misterio, de ahí este largo camino para intentar descifrar lo indescifrable. Esta es una serie que busca encontrar los distintos rostros en esa pequeña área donde nos reflejamos, nos dibujamos y nos desdibujamos; pero el espejo siempre nos mira sin filtro. Captar ese instante que te llena o que te asusta; que confirma la propia fantasía del yo o te devuelve las más inesperadas objeciones.

Agregó: Ahí siempre existe un diálogo que colma el momento, esa conversación interna que yo intuyo y descifro a través de colores, trazos y manchas que hablan de lo que no alcanzamos a ver: la energía tácita que se manifiesta sólo en la imagen que es reinterpretada. En la que se vuelve tránsito entre lo visible y lo escondido. Dentro de tantas cosas que son incompresibles en el mundo, el rostro del ser humano es al mismo tiempo su más clara y más impenetrable carta de presentación; incluso ante el espejo mismo. Apasionada por los rostros posibles y escondidos en un solo rostro humano; de ahí mi debilidad por pintarlos todos ellos. Me gusta retratar no sólo a los individuos, sino sus ocultos trazos de belleza.

Paola recordó su iniciación en el mundo del arte: “En realidad era una niña que dibujaba mucho; el dibujo siempre fue un aliado. Hubo una temporada, en mi adolescencia, en la que hacía al menos un dibujo diario; algunos que después sirvieron, incluso, para ilustrar la portada de algunos libros de mi terapeuta.

Quizá no tenía tan clara la gran curiosidad que se convirtió, más tarde, en una absoluta pasión por dibujar los distintos rostros humanos. Y que hoy se ha vuelto, claramente, una necesidad absolutamente vital que no ha hecho más que crecer y ambicionar seguir en el descubrimiento de mi propia manera de ver la pintura y su expresión.

Exigente y celosa

–¿Fue elegida por la pintura o este arte la escogió a usted?

Respondió: Ambas vías: es como un pacto, un juego, un continuo danzar entre ella y yo, una comunicación tácita totalmente precisa. La pintura es exigente y es celosa. Aunque no esté pintando, ocupa 80 por ciento de mi pensamiento, porque siempre pide más. A veces me rumora al oído con una sutileza casi romántica; otras, grita atropelladamente, azota lienzos y pinceles.

Acerca de las dificultades de hacer arte en México y su visión sobre éste, opinó: “La apreciación del arte en mucho tiene que ver con la educación y el nivel cultural de las personas (aunque hay afortunadas excepciones). Pero, por lo general, la gente llama arte a cosas completamente absurdas, sin calidad y sin oficio, que incluso insultan la inteligencia y la sensibilidad de las personas. Yo me siento agradecida y muy afortunada, porque gusta mi trabajo... A veces cuando he llegado a dudar si debo seguir persiguiendo este sueño –porque, en efecto, el mercado del arte en México a veces es malinchista–, algo ocurre como un poderoso mensaje de la vida, que me hace recuperar la certeza de que este es mi camino. El arte tiene sus procesos y sus tiempos, y uno no puede adelantarse a ellos. Es éste el que te va marcando el camino rigurosamente tomado de tu mano”.

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El arte tiene sus procesos y sus tiempos, y uno no puede adelantarse a ellos, expresa Paola Pineda Córdova. La imagen, la obra Rocío Temple, 2014

Penetras en el aire y transformas la pieza en algo tuyo

Al describir su proceso creativo, Paola Pineda Córdova señaló: “Cada vez que voy a comenzar una obra me doy cuenta de que no sé nada, siento un vacío en el estómago como si fuera un salto que abarca la comprensión y la incomprensión de todo lo que sé. Quizá podría describirse mejor como lo directamente proporcional a lo que sienten los actores, como pánico escénico.

Y cuando pasas esa etapa, te posee todo el conocimiento, penetras en el aire y transformas la pieza en algo tuyo: algo que, sin embargo y paradójicamente, está completamente fuera de ti. Caminas en esa cuerda floja de lo incomprensible y completamente apoderado por la víscera. La pintura se siente y te guía en el impulso.

La artista se refirió a los anclajes de su obra con la música, la literatura y otras manifestaciones del arte. Afirmó: “Amo la música, es una cómplice intensa que no sabe más que inspirar, es aquel elemento que hace que las cosas sucedan y puede ser desde la más trágica de las óperas hasta la magnificencia de Armand Amand o Philip Glass en sus composiciones. La música es ese toque que hace que toda la escena tome sentido sin tenerlo. Es esa orgiástica belleza que abre las puertas de los universos paralelos, si es que existen...

“Respecto de la literatura, mi autora favorita es Clarice Lispector. De lo demás, podría decir que leo lo que despierta mi interés y curiosidad. Me atrapan las lecturas que logran meterse en los vericuetos de la mente humana, esas que describen la complejidad de nuestro sentir y manera de percibir el mundo. Y esto lo puedes encontrar en novelas, ensayos, poemas, casi en cualquier género literario. Y también muchas películas; no puedo dejar de mencionar Birdman, que verdaderamente es una joya, la cual consigue plasmar ese capital interior que existe en sus personajes”.