Espero que en 2018 esté lista, señala el subsecretario Humberto Roque Villanueva
Domingo 27 de diciembre de 2015, p. 9
En la construcción de la clave de identidad para los mexicanos el gobierno se enfrenta a una depuración de más de 120 millones de actas de nacimiento, entre las cuales casi 20 por ciento presentan inconsistencias y/o duplicidades. También deberá limpiar y rescatar
la vieja Clave Única del Registro de Población (CURP), de la cual hay 180 millones en un país de 120 millones de habitantes.
Por tanto, la clave prometida por el presidente Enrique Peña Nieto en noviembre de 2014, como parte de un decálogo de prioridades en seguridad y justicia, no sería una realidad hasta finales de este sexenio, luego de salvar rezagos tecnológicos, administrativos e incluso culturales que propician el sobrerregistro actual.
El tercer paso para alcanzar el objetivo constitucional (el primero es lo relativo al Registro Civil y el segundo a la CURP) es la toma de datos biométricos a cada mexicano, para lo cual hoy no hay presupuesto. Una vía es coordinarse con instancias que tienen datos de esta naturaleza, como el Instituto Nacional Electoral y la Secretaría de Relaciones Exteriores.
“Espero que en 2018 ya esté la clave de identidad, si es que el precio del petróleo no nos sigue hundiendo en el mar de la incertidumbre (…). Aquí lo interesante es que no tenemos que iniciar un camino diferente, sino retomar el proceso; la CURP y el registro ya existen; ¿cómo los queremos?, depurados”, dijo el subsecretario de Población, Migración y Asuntos Religiosos de la Secretaría de Gobernación, Humberto Roque Villanueva.
Comentó que en el levantamiento original de la CURP hubo deficiencias que ahora repercuten; cada dependencia la pidió por su lado y aquella descentralización de la época de inicio de esa clave, en el sexenio de Ernesto Zedillo (1994-2000), se fue diluyendo en distintas dependencias y ahora tenemos 180 millones de Curp
.
El mandato constitucional de derecho a la identidad ha significado hasta ahora un proyecto inacabado, pese a los constantes intentos gubernamentales –en las dos décadas recientes– para ese fin.
Los datos recabados el sexenio pasado, para la expedición de cédulas de identidad para menores, están perfectamente recabados
y así se hizo saber al Instituto Nacional de Acceso a la Información.
Hay tranquilidad absoluta de que en esa parte no vamos a tener filtración o que sea mal usada la información
, expresó Roque.
Se trata de una base de datos de unos 3.5 millones de niños (la principal captura de información se hizo en escuelas primarias).
Esta depuración de nombres y datos biométricos fue obra de un grupo de especialistas de la Universidad de Colima.
La cédula, dijo Roque, les podría servir en el futuro como elemento de apoyo, cuando el resto de la población tenga su clave de identidad. El proceso, hasta ahora trunco, costó al país más de 2 mil millones de pesos.
Por ahora, el gobierno federal está empeñado en generar la clave de identidad, para lo cual tiene definidos tres pasos; primero, la depuración del Registro Civil nacional.
En principio, se busca que las actas sean emitidas con homogeneidad tanto en formato como en sellos de seguridad; el reto es principalmente para las oficinas apartadas de las ciudades.
La depuración pasa por un cruce entre los datos de quienes nacieron (la base de datos la tiene la Secretaría de Salud) con los del Registro Civil para tener un listado en este ámbito mucho más sólido; ello requiere un sustento tecnológico importante, para tener un registro nacional confiable y garantizar lo que exige la Constitución: el derecho a la identidad.
Esperemos que en el primer trimestre del año podamos dar un gran ejemplo de cómo se constituye esa piedra fundamental de todo el sistema de identidad consolidado, serio y formal
, comentó en entrevista.
El segundo paso es la depuración de la Curp; de un cómputo inicial de 180 millones de claves de este tipo, el subsecretario afirma que ya se habrán depurado unos 30 millones de registros y, por tanto, las correspondientes bases de datos de nacimientos, defunciones, escolaridad, entre otros.
Los datos biométricos, por tanto, sería el paso más costoso; sin embargo, Roque asegura que existen ya las condiciones para saldar el gran pendiente de dar a los mexicanos una clave y/o documento oficial de identidad.