Opinión
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Expansión y auge del movimiento sicoanalítico frommiano
C

on la fundación, en 1956, de la Sociedad Mexicana de Psicoanálisis, constituida por Erich Fromm y sus primeros discípulos-analizandos, se inicia el proceso de institucionalización, de burocratización y, por lo tanto, de reparto de los puestos de poder. En ese mismo año se inicia la expansión y la progresiva hegemonía del movimiento frommiano en México: Raoul Fournier, empujado y convencido por su sicoanalista Erich Fromm, acepta jugar en la terna para el puesto de director de la Facultad de Medicina de la UNAM y es elegido. Fournier hace una reforma humanista del plan de estudios y acaba por implantarse el expansionismo frommiano: en los seis años de la carrera de medicina habrá una clase de sicología médica, que, aparte de basarse en el libro del mismo nombre, de Ramón de la Fuente, se leían y estudiaban los libros de Fromm y casi todos los profesores eran sicoanalistas en formación o egresados del grupo frommiano. Por lo anterior, se creó el departamento de sicología médica, dirigido por Alfonso Millán, el que llegó a tener una planta de 66 profesores. Este proceso culminará en 1963 con la inauguración de la sede (con edificio propio) del Instituto Mexicano de Psicoanálisis, AC (IMPAC). Se disolvió la primera sociedad y en su lugar nacieron dos instituciones, el IMPAC y la Sociedad Psicoanalítica Mexicana, AC.

Ya para ese tiempo Fromm se ha relacionado con cierta élite intelectual, incluyendo a Pablo González Casanova, Ramón Xirau, Octavio Paz, Arnaldo Orfila e Iván Illich, entre otros. Fromm es invitado por Orfila para que se encargue de la sección Biblioteca de Psicología y Psicoanálisis, de la editorial Fondo de Cultura Económica. Bernardo Sepúlveda, otro analizando de Fromm, queda como jefe del departamento de posgrado de la Facultad de Medicina, y en 1963 se hace un convenio entre la Facultad de Medicina y el IMPAC para avalar y legitimar los cursos de formación sicoanalítica impartidos en el IMPAC.

Varios de los primeros discípulos y el mismo Fromm llegarán a ser miembros de la Academia Nacional de Medicina: Guillermo Dávila, Alfonso Millán, Ramón de la Fuente, Jorge Velazco Alzaga y Jorge Derbez, y Fromm como miembro honorario. Simultáneamente hay una expansión internacional: Fromm, representando a la Sociedad Psicoanalítica Mexicana, junto con la Sociedad Alemana de Psicoanálisis, el Círculo Vienés de Psicología Profunda y la Sociedad del Instituto William Allanson White, de Nueva York, fundan la Federación Internacional de Sociedades Psicoanalíticas, efectuando el primer foro internacional en 1962 en la ciudad de Ámsterdam.

Ahora nos toca asomarnos a lo que sucedía entre bambalinas, en esta primera época, la que hacemos culminar, en tanto proceso de institucionalización, en el año de 1963. Para esto, volvamos atrás en el tiempo.

Fromm, en su estancia en Estados Unidos siempre despreció a los estadunidenses, juzgándolos incapaces para construir teoría. Igual actitud tuvo hacia los mexicanos. Él hacía la teoría y los sicoanalistas mexicanos debían dedicar sus esfuerzos a aportar material clínico que la confirmara. Al desechar la importancia de la sexualidad infantil, la situación edípica y la manifestación clave de la transferencia, Fromm se alejó de una práctica sicoanalítica. Planteaba la presencia activa del analista en la relación analista-analizando invadiendo el espacio sicoanalítico con su persona, sus teorías, sus deseos y sus demandas. Consideraba que la influencia de las características del sicoanalista era el principal factor curativo en el proceso sicoanalítico, esto es, usando su carisma, su encanto y su seducción, regresando con esto a una etapa pre sicoanalítica donde el factor de la sugestión volvía por sus fueros. Al excluir lo anterior Fromm quedaba ciego a las consecuencias que acarrearía jugar varios roles (papeles) frente a sus analizandos y discípulos. Fue incapaz de darse cuenta de que se convertía en un sujeto supuesto saber, única autoridad que él mismo reconocía y la que debían aceptar sus alumnos, con el sometimiento dogmático que esta situación demanda (como un paréntesis, ni Freud ni Lacan se libran de esta situación). Desde ese momento, Fromm dejó de ejercer sicoanálisis, impidiendo que sus analizandos resolvieran su relación transferencial, ahogando la pulsión agresiva hacia el sicoanalista, estorbando que sus analizandos encontraran su propio saber, su propio deseo, su particularidad y su diferencia. De esta manera Fromm solamente les dejaba el camino sicoanalítico de identificarse con él como una figura idealizada, perfecta, omnipotente y omnisapiente.

Nota. Una gran parte de este relato está basada en la información obtenida de las entrevistas que llevé a cabo entre 1989 y 1991 de los compañeros que hicieron su formación sicoanalítica en el grupo frommiano y que además tuvieron una experiencia personal con Fromm, ya sea como analizandos, supervisandos o solamente como alumnos.