Toluca.

Cuarenta mil roqueros respondieron a la convocatoria del Knot Fest México 2015, para escuchar 12 horas de metal en sus diferentes variantes y propuestas de estéticas visuales y sonidos pesados.

Desde temprano, a eso de las 10:30 de la mañana, unos madrugadores esperaban que se abrieran las puertas. No querían dejar ni un minuto del privilegio de ver a tanta banda que por años los ha hecho felices y sentirse gruecsos y buena onda. Quienes ya conocían el sitio desayunaron abundante, sabedores de que por esos rumbos no hay ni puestos de tacos. Otros llevaban el varo para comer y beber en el Centro Dinámico Pegaso, amplio; para llegar a la puerta había que caminar un buen. Lejos, por allá, se distinguía algo de colores. Ese era el Pegaso, asentado en una gran planicie. Ahí hay hasta carreras de motos y uno que otro rápido y enojado prueba su vólido. De a cien pesos la estacionada. A lo largo del día fueron llegando y sólo hay que echar multiplicación: de a cien pesos por el número de coches.

Para hacer menos pesada la espera la muchachada se divirtió en la rueda de la fortuna, grandota y mareadora, luminosa en la noche, o en el bungee. Primero el tracataca nacional con Resorte y la contundencia de su bajo. Slipknot dispuso dos escenarios, uno para los grupos de menor jerarquía en la escena y otro para los heavy, los más esperados, de los que se venden más camisetas.

En la entrada general, un letrero con el nombre de Slipknot daba la bienvenida. Miles se tomaban la selfie.

Ya adentro había terreno de sobra para sentarse con los cuates o abrazar a la novia. El Pegaso es el equivalente al Foro Sol de Toluca. Para llegar ahí (carretera Toluca-Naucalpan km 52.5) lo idóneo es llegar en automóvil o en un transporte Caminante que sale de la Estación de Camiones de Observatorio que va al Aeropuerto de Toluca. Cobra 70 pesos.

La temperatura no bajó el ánimo

Como siempre, los superfans fueron los primeros en llegar, pero los más fueron arribando al caer la tarde y tan pronto la noche tendió su manto. El frío estaba de a peso. Puro frijolín. Para entrar en calor, una chela y un tabaco. Unos ni chamarra llevaban y el viento les hizo lo mismo que a Juárez.

Ill Niño y Brujería mostraron que la cosa iba en serio. No faltó el acelerado que se echó su slam. La neta, era muy tempra. Atreyu cabalgó en la tortuga de Never Ending Story, y el niño lector volvió a salvar a la fantasía, evitó que la tristeza y la desesperanza cundieran. Trivium soltó sus espadas y las luchas medievales revivieron, con doncellas atrapadas por dragones y vencidos por caballeros.

A Day to Remember provocó que los jóvenes cerraran filas. Los drones sobrevolaban. Su vuelo robótico vigila, filma, graba.

His Infernal Majesty, HIM, elevó el sonido del metal. Muchos ya habían comprado su camiseta con el estampado. La voz de Valo se escuchó lejos. Casi hasta la entrada al Pegaso, que ya en la noche era de un ir y venir. Una muchacha hablaba y se desesperaba, porque sus amigos no le respondían y ellos traían su boleto. Otra enviaba mensajes a su mamá por un problema familiar. Su madre le dijo que ya no se preocupara y que se divirtiera. ¡Mi mamá escribe con unas faltotas de ortografía!, gritó la joven. Son los pequeños dramas de los conciertos.

En la entrada principal muchos muchachos eran descubiertos por llevar un boleto de alguien que ya había entrado. Este boleto es de una persona que entró a las...

Cradle of Filth reunió más gente. Fue un preámbulo para la crítica de Lamb of God. ¿De qué se queja Dios, si el mundo se está cayendo a pedazos por la guerra? En las pantallas se proyectaron imágenes de edificios derrumbados por las bombas, por la guerra, esa sinrazón. Milicos gringos están tirados, muertos. Es Lamb of God, el Cordero de Dios, el sacrificado. Es el silencio de los corderos.

Megadeth salió a tocar a eso de las 10 de la noche. Los estadunidenses tronaron su thrash metal, duro y melódico. Trataron de comunicarse en español. Se agradeció el esfuerzo. Fue inevitable no bailar, sobre todo porque los angelinos datan el comienzo de su experiencia en 1983. Dave Mustaine tiene muchas tablas y, aunque lo corrieron hace años de Metallica, no se opacó.

Por último, Slipknot apareció en el escenario como a las 11 de la noche. Fue un cierre esplendoroso: el nu metal brilló, iluminó con el contrapunto. Las máscaras de cada integrante crean una atmósfera que ayuda al espectáculo. Corey Taylor habló con un español champurrado, pero se entedió la idea. Saludó y prometió que volverán el año que entra. A esa hora ya colgaba en la entrada principal un letrero que decía: Nos vemos en 2016. En el escenario, los músicos crearon un performance. ¡Good evening México! la voz es un estertor que armoniza con la batería de Joey y la guitarra de Jim.

Pasaban de la medianoche y el vocalista líder agradeció la presencia y la paciencia durante 12 horas de metal.