El éxito comercial de las empresas embotelladoras de agua en países como México se debe a la falta de información para los consumidores sobre la calidad del líquido que sale de los grifos de sus hogares, sostiene Delia Patricia Montero Contreras, autora de Empresas trasnacionales, gobierno corporativo y agua embotellada: el negocio del siglo XXI.

Para la académica de la Universidad Autónoma Metropolitana (UAM), la ausencia de esos datos es el mejor incentivo para una compañía de esta clase, pues puede etiquetar sus envases y brindar confianza a los compradores al indicar la cantidad de sales y calorías que contiene su producto, pero el agua de la llave, aunque sea de buena calidad, no.

La investigadora del Departamento de Economía de la unidad Iztapalapa de la UAM presentó esta semana su libro, en el que analiza el impacto de las estrategias mercantiles de las embotelladoras en México.

Montero Contreras expuso que 90 por ciento de la población consume agua embotellada, a pesar de que hay zonas que poseen líquido de muy buena calidad. Como especialista decidí abordar la forma como operan estas trasnacionales y su infraestructura, desde la perspectiva de la economía institucional.

El texto es resultado de casi cuatro años de una investigación para la cual utilizó los reportes financieros de las trasnacionales embotelladoras de agua. “Lo más difícil fue hallar datos de la venta y la cantidad de agua que diariamente extraen del manto acuífero.

Encontré diversos estudios, pero son muy superficiales y ninguno analiza la expansión de dichas corporaciones en el contexto del mercado internacional.

La doctora Montero Contreras especificó que el mercado del agua es inelástico, es decir, se trata de un producto que no dejará de ser consumido. En muchos casos y ciudades, el agua distribuida a los hogares debe ser, en principio, potable; el problema es que no contamos con esa certeza.

En el Distrito Federal, por ejemplo, el organismo encargado de suministrar el líquido tiene la obligación de cumplir la norma de la Secretaría de Salud para potabilizarla, y si la pasamos por un medio de purificación (ozono, piedras u otros), podría quedar bastante limpia sin necesidad de gastar en agua embotellada.

En la UAM fue levantada una encuesta sobre consumo de agua embotellada en la ciudad de México y se encontró que el gasto anual suma más de 4 mil millones de pesos en la compra de garrafones, así como el consumo per cápita de un litro diario.

La experta subrayó que hace falta ver lo que sucede con el mercado de las purificadoras, que representa 30 por ciento del sector de embotellado. Ese porcentaje “es de negocios que se originaron gracias al agua embotellada, pero no sabemos qué tan regulados están.

Me parece que el Sistema de Aguas de la Ciudad de México debería incluir en cada recibo la calidad del agua que recibimos, sólo así la ciudadanía podría decidir cuál tomar, pero desde una decisión informada, finalizó.