Están convocados a las urnas unos 32 millones de ciudadanos
Domingo 22 de noviembre de 2015, p. 29
Buenos Aires.
Alrededor de 32 millones de argentinos votarán este domingo en la primera segunda vuelta electoral del país para elegir entre Daniel Scioli, del oficialista Frente para la Victoria (FpV), y Mauricio Macri, de la derechista Propuesta Republicana (PRO), que lidera la alianza Cambiemos. Gane quien gane, en un final reñido y aún no definido, deberá negociar y conciliar con distintas fuerzas.
Esa será una de las diferencias con el esquema político que acompañó a la actual presidenta, Cristina Fernández de Kirchner, quien fue relecta con casi 55 por ciento de votos en 2011 y se aleja con más de 50 por ciento de imagen positiva, la mayoría parlamentaria y un gran apoyo de sectores jóvenes.
Ello a pesar de una verdadera persecución política
–como han denunciado varios sectores aquí– por los poderosos medios de comunicación que encabeza el grupo monopólico Clarín, uno de los más grandes consorcios de América Latina, que –ayudado por la justicia local– es el único que ha eludido el cumplimiento de la Ley de Medios Audiovisuales, votada por el Congreso en 2009 y ratificada por la Corte Suprema.
Aunque algunos sondeos señalan que Macri lidera la intención de voto por escasos puntos, en realidad la mayoría de los encuestadores se mantienen muy cautos y estiman que no hay definiciones precisas. Además, se recuerda que el pasado 25 de octubre varias estudios daban como ganador a Scioli, con ventaja de 13 por ciento.
Horas cruciales
Ahora se habla de elecciones abiertas
, como señala el publicista Enrique Zuleta Puceiro. El consultor Hugo Haime recordó que serán cruciales estas últimas 48 horas por un amplio sector indeciso.
Pero también otros recuerdan que el pasado 25 de octubre Scioli ganó por tres puntos a Macri y se trató de una elección general, en la cual hubo mucho corte de boleta por algunas revanchas internas
; en cambio, ahora son otras definiciones.
Especialmente cuenta el hecho de que sectores peronistas, que votaron al Frente Renovador (ocupó el tercer lugar también en una alianza no necesariamente duradera), han establecido que nunca sufragarían por Macri, quien está unido a la Unión Cívica Radical y apoyado por la derecha, incluyendo a militares y policías de la pasada dictadura y sus defensores.
Si se analizan las últimas semanas y el debate del pasado domingo, Scioli logró imponerse en diversos sectores, incluyendo independientes. En días recientes se produjeron fuertes movilizaciones en su favor, asambleas barriales. Intervinieron actores, intelectuales, sindicalistas, estudiantes, científicos y profesionales en una de las campañas más creativas y populares de los últimos tiempos. En el recorrido por las provincias, Scioli logró las manifestaciones más importantes y expresivas.
También se evalúa en estos momentos que si gana Macri, el Frente para la Victoria continúa siendo mayoría en el Congreso y gobierna en la mayoría de las provincias, aunque se haya perdido la más importante, que es la de Buenos Aires.
Ésta es mayoritariamente peronista, en todo el arco que va de derecha a izquierda, y por tanto muy difícil de gobernar para el macrismo, y nadie asegura que se preservará la alianza actual Cambiemos. En esta provincia tan extensa Macri ganó en 65 alcaldías, Scioli en 57 y el resto, 13, quedó en manos del peronismo de derecha, que está muy lejos de ser manejable para Cambiemos.
En caso de ganar Scioli no es preocupante el tema de la capital federal en manos del macrismo, porque esta ciudad nunca fue peronista. En la provincia de Buenos Aires, como se señaló antes, la mayoría es justicialista e impredecible, especialmente por los anuncios hechos en estos últimos días por el macrismo, que han encendido demasiadas alertas rojas.
Tampoco son totalmente confiables los aliados del macrismo. No todos son considerados tan obsecuentes como el radical Ernesto Sanz, quien lanzó un desafío en estos días y es que Macri va a recurrir a los decretos que sean necesarios
para gobernar. De hecho, las mayores críticas contra Macri en el gobierno de la ciudad de Buenos Aires es que batió récords en decretos y en vetar la mayoría de las leyes de contenido más social y democrático votadas por la legislatura porteña.
Están además los anuncios de política exterior absolutamente inclinados a la dependencia hacia Estados Unidos, especialmente los republicanos, así como sus declaraciones en favor de pagar a los llamados fondos buitres, cuando el gobierno de Fernández de Kirchner logró llevar el tema a la Organización de Naciones Unidas con apoyo mundial contra las exigencias extorsivas de los mismos para cobrar una deuda ilegal, también han alertado a varios sectores no sólo kirchneristas.
También existe el temor de que un gobierno de dereche lleve a devaluaciones, debido a los personajes que están detrás del proyecto económico de Cambiemos, entre los que figura el ex ministro Domingo Cavallo, uno de los responsables de las crisis de 2001, quien fue corrido por un pueblo enfurecido en las calles. Estas son las certezas más incómodas que han logrado un asombroso rechazo hacia la oposición derechista en las últimas horas.
Habilidad negociadora
Por otra parte, Scioli es reconocido por propios y ajenos por su capacidad para conciliar, lo cual es clave. También asegurar los mejores logros –evidentes y reconocidos en el mundo– de los gobiernos de Néstor y Cristina de Kirchner (2003-2015), que abarcaron un periodo largo de transformación y cambios profundos, desde la estrepitosa caída del país en 2001 hasta la Argentina de hoy, cuyos avances reconocen importantes organismos internacionales.
Pero fundamentalmente está su papel en la integración continental, que demostró ser una fortaleza contra la crisis mundial de estos tiempos, entre otros factores como enfrentar la dependencia. Analistas se han preguntado si Macri podrá hacer retroceder todo lo que se ha logrado en materia de recuperación de empresas, en lo social especialmente, en avances laborales, en posiciones independientes en temas clave, particularmente por sus compromisos externos, con los sectores más duros de Estados Unidos.
Las autoridades electorales han prometido que no existe ninguna posibilidad de fraude. Incluso se ha accionado para impedir la entrada de hackers, que puedan intentar entrar a los sistemas de computación.
Aunque resulte extraño, ha habido denuncias aquí, y sospechas de que si gana Scioli, los seguidores de Macri van a intentar hablar de fraude. También hay organismos de observación académicos que se plantean demostrar que el dinero enviado por Washington para intervenir en los procesos electorales de la región, que implica corrupción de alto nivel encubierta
, es un fraude que se repite y conforma un caso de injerencia que debe ser castigado.