Veracruz, Ver.

Veinte años de cocinera le sirven hoy a María Luisa Hernández Cruz para comprar casi nada y los domingos encerrarse (en casa) pues de la pensión mensual de mil 200 pesos que le otorga el IMSS, debe pagar 910 pesos por la diminuta casa de una recámara de Infonavit en Las Vegas, de Boca del Río, más 7 pesos de cuota a su sindicato y aportar 20 pesos cuando un compañero fallece.

Hernández Cruz dice que ella tiene suerte pues su pareja, Juan Reyes Hernández, de 63 años, sigue trabajando de bolero.

Él me da para la comida y cuando me salen trabajitos así de lavar ropa o cocinar, pues ya me voy ayudando.

Explica que uno de los mayores problemas en Veracruz es que a los adultos mayores no les quieren hacer efectivo los descuentos en transporte y otros servicios.

Don José, de 78 años, presume su energía en el zócalo porteño: delgado, risueño, de ojos claros, habla de una juventud luminosa con dinero y amigas en Acapulco. Ahora sigue activo como bolero y habla de un Veracruz mítico donde los tranvías pasaban por los portales y el centenario periódico costaba un centavo; en 50 años, dice, no sólo en el estado, sino el país, ha cambiado tanto producto de lo que asegura fue un plan:

“Me lo dijo un político: ‘cuidado y gana el que fue (secretario) de Programación y Presupuesto ése, si gana, verás cómo le va a México’. Y ganó. Se refiere a Carlos Salinas de Gortari, quien “nos echó a perder el país porque ya traía su plan: hacer muchos pobres y unos cuantos ricos. Y vea usted…”’