En el Palacio de Bellas Artes rinden homenaje al periodista, escritor y catedrático
el arte, la literatura y el amor que nos tenemos
Jueves 5 de noviembre de 2015, p. 4
Huberto Batis (Guadalajara, 1934), desde su casa, afirmó: Todavía tengo tiempo para decirles adiós. Decirles que conserven lo que tanto tiempo se ha conservado en México, que es el arte... y la literatura
.
Entonces, la voz quebrada a punto del llanto fue aniquilada por un largo silencio de tres segundos. ¡Y el amor! El amor que nos tenemos todos
, prosiguió con palabras en voz baja, como súplica. El aplauso fue ahora el que irrumpió en la sala donde se rendía homenaje al periodista, escritor y catedrático de 80 años.
Batis se hizo presente en un video durante la cita convocada por el Instituto Nacional de Bellas Artes (INBA) para reconocerlo como protagonista de la literatura mexicana.
Con ayuda de la tecnología, no sin decepción por la imposibilidad de dialogar, por indicaciones médicas Batis emitió el mensaje desde su habitación y no en la sala Manuel M. Ponce del Palacio de Bellas Artes.
Pertenencia a la literatura
Sin discursos escritos, como aprendieron junto a Batis, escritores y antiguos colaboradores del suplemento Sábado del periódico Unomásuno ocuparon el estrado: Guillermo Fadanelli, Miguelángel Díaz Monges, Julio Aguilar y Mauricio Montiel Figueiras, titular de la Coordinación Nacional de Literatura del INBA.
La primera vez que Huberto Batis visitó Bellas Artes fue a los 15 años de edad, recordó a través de la pantalla. Iba de paso hacia Acapulco desde su natal Guadalajara; lo impresionaron las mujeres desnudas en la fachada de mármol; yo era bastante libidinoso, para decirlo de una manera culta y elegante
, expresó.
Ocurrieron más visitas al máximo recinto cultural del país, por ejemplo, cuando fue invitado por sus profesores Agustín Yáñez y José Luis Martínez; en 2004 para celebrarlo por su cumpleaños 70 y cuando recibió la medalla de oro en 2009.
Un desolladero, como los que solían publicar en el suplemento cultural que Batis dirigió por más de 20 años, fue la velada. En una charla informal se dibujó al protagonista de las letras, entre anécdotas, chismes y citas literarias, así como las conversaciones de don Huberto. Es un como un árbol de Porfirio
, describió Fadanelli.
Jorge Ayala Blanco, Evodio Escalante, Enrique Serna y Alberto Ruy Sánchez se encontraban entre los amigos, alumnos y familiares que la noche del martes llenaron la sala en el Palacio de Bellas Artes.
Y con esas ramas que siempre vuelven a la raíz, se habló del hombre de la literatura, maestro de escritores, quien antes habló del sol bastante maricón
de Acapulco, del Chapo Guzmán, de su alma máter y los títulos que jamás dan de comer, de la censura a los dibujos de Picasso de la pareja que está cogiendo
, del Díaz Ordaz del 68 y de la falta de presupuesto para las instituciones de cultura.
Desde la habitación de su casa, el homenajeado afirmó: Por eso estoy aquí, porque pertenezco a la literatura. Y están ustedes aquí porque aman la literatura y por eso han venido a ver mi despedida. Al hombre que se va porque ya no me queda mucho en la Tierra. Y como decía mi padre: ahí les dejo encargado, a ver qué hacen con mi mundo
.