En ese periodo, 200 mil labriegos que aplicaron la metodología duplicaron cosechas de maíz
Martes 3 de noviembre de 2015, p. 13
A cinco años de su creación y con saldo positivo, el programa Modernización Sustentable de la Agricultura Tradicional (MasAgro), dirigido a pequeños productores de zonas de temporal, se diluyó en la propuesta de presupuesto 2016 para el sector agropecuario, a pesar de que Enrique Peña Nieto, cuando gobernó el estado de México, fue padrino
de la estrategia impulsada junto por la Secretaría de Agricultura, Ganadería, Desarrollo Rural, Pesca y Alimentación (Sagarpa) y el Centro Internacional de Mejoramiento de Maíz y Trigo (Cimmyt).
En un lustro, 200 mil campesinos que aplicaron la metodología duplicaron la producción de maíz, al lograr cuatro toneladas por hectárea en una superficie de 440 mil hectáreas; las empresas productoras de semillas pasaron de 35 a 42 y aumentaron su producción en 45 por ciento.
En el periodo referido, la Sagarpa destinó 2 mil 137.3 millones de pesos a la aplicación de dicho programa, con vigencia hasta diciembre de 2020. Para entonces, el gobierno deberá haber aportado 138 millones de dólares al mismo.
Bram Govaerts, encargado del programa y de la estrategia de intensificación sustentable en Latinoamérica del Cimmyt, puntualizó que el incremento de la productividad se ha obtenido en maíces criollos a los que se ha hecho resistentes a la plaga mancha del asfalto. La perspectiva, dijo en entrevista, es lograr productividad de entre 4.8 y 5.6 toneladas por hectárea en zonas de temporal y ampliar la superficie a 1.5 millones de hectáreas.
Estoy convencido de que el conocimiento que se requiere para generar 75 por ciento de la producción nacional de maíz y trigo se puede obtener con mejoramiento convencional. Los pequeños productores del centro y sur del país tienen potencial de producción y de desarrollo sustentable para abastecer al mercado
, apuntó.
En dicho periodo también se ha caracterizado a 97 por ciento del banco de semillas de maíz que hay en el Cimmyt.
Hace tres años, refirió, se encontraron allí dos criollos –uno de Guatemala y otro de México– resistentes al hongo que provoca la mancha del asfalto pero ya no estaban en los campos de los agricultores por su bajo rendimiento; sus genes se incorporaron a las semillas y la variedad se comercializa por las empresas, que antes tenía 18 por ciento del mercado y ahora tienen 25 por ciento, pero ninguna perdió mercado.
Hay que resguardar los maíces criollos, pero no deben ser museos de pobreza; estamos trabajando con los campesinos y sus familias para lograrlo y que la producción sea un ejercicio de nutrición y lo vendan en el mercado a un precio excedente pues puede combinarse con indicadores de sustentabilidad
, sostuvo.