En casi 200 años sólo nueve mujeres han pertenecido a ella
Lunes 2 de noviembre de 2015, p. 4
La Suprema Corte de Justicia de la Nación (SCJN) ‘‘es un espacio masculino’’ donde aun si se incorporara otra ministra la paridad de género no estaría ni cerca de alcanzarse. De 11 integrantes que la forman nueve son hombres, mismo número de mujeres que han pertenecido a ella en casi 200 años.
El hecho de que hubiera más ministras no significa que habrá un avance automático, consideraron integrantes de la organización Equis Justicia para las Mujeres. ‘‘Por ejemplo, la presencia de más legisladoras no se tradujo en propuestas con perspectiva de género y derechos humanos. Sin embargo, la igualdad numérica puede y debe ser el punto de partida’’.
Mientras para el Legislativo se aprobó en 2013 una ley que obliga a los partidos a postular igual número de candidatas y candidatos –con suplentes del mismo sexo–, en el Judicial existen sólo protocolos de equidad y buenas intenciones, señaló Flora Gutiérrez Gutiérrez, de la Red de Abogadas Indígenas.
En noviembre, los ministros Olga Sánchez Cordero y Juan N. Silva Meza terminarán su encargo, y sólo una mujer quedará en la Corte: Margarita Luna Ramos. El presidente Enrique Peña Nieto deberá formular dos ternas de candidatos y el Senado elegirá entre ellos a quienes cubrirán las vacantes. Activistas han pedido al mandatario que ambas ternas sean exclusivamente femeninas. Sánchez Cordero se ha manifestado por que ‘‘al menos una silla’’ se guarde para una mujer.
En 1825 la Corte inició su labor en un país recién establecido. Hasta 1961, después de 136 años, fue nombrada la primera ministra: María Cristina Salmorán de Tamayo, quien también fue pionera en ocupar ese cargo en un tribunal supremo en el mundo.
‘‘Lo grave es que aún debamos explicar o justificar por qué deben ser parte de los espacios de poder. Deberíamos preguntar: ¿cómo se puede hablar de justicia para nosotras si el máximo órgano encargado de impartirla no es coherente con los principios de igualdad y la no discriminación?’’, cuestionó Lyvia Porras, de Equis.
En septiembre de 2009, ocho diputadas federales –postuladas por sus partidos para cumplir con la cuota de género– abandonaron su cargo a pocos días de haberlo asumido para dejarlo a sus suplentes varones. Días después, la Suprema Corte determinó, por mayoría de votos, que los institutos políticos no están obligados a asumir la citada cuota femenina.
En la región, el porcentaje de magistradas se duplicó entre los años 2001 y 2011, al pasar de 10 a 22 por ciento, de acuerdo con el Observatorio de Igualdad de Género de América Latina y el Caribe (OIG). Pero en México la cifra es de 18 puntos porcentuales. Y conforme el escalafón de puestos desciende, la participación femenina aumenta: 24 por ciento de jueces y 48.5 en las secretarías de acuerdos o de estudio y cuenta, según la Asociación Mexicana de Juzgadoras.
A Olga Sánchez Cordero le queda un mes en la Corte. Luego de 45 años de trayectoria podrá contar que fue la novena mujer en llegar a ese tribunal en 1995, y ser la primera notaria en el Distrito Federal en 1984.
‘‘No se están pidiendo favores ni cuotas de participación’’, apuntó Lyvia Porras. ‘‘Es importante que la justicia se democratice para que no siga siendo un club masculino al que las mujeres no tienen posibilidad de asomarse.’’