Guanajuato, Gto.

El conflicto armado interno que se vivió en Perú entre 1980 y 2000, que cobró la vida de 70 mil personas, es el tema del montaje La cautiva, que presentó la agrupación peruana Teatro la Plaza el viernes pasado en el Festival Internacional Cervantino (FIC).

La obra de Luis Alberto León, dirigida por Chela de Ferrari, recuerda que existen 15 mil personas desaparecidas a raíz de la violencia iniciada por el grupo Sendero Luminoso. Para recuperar de manera simbólica esos cuerpos ausentes, la obra tiene como protagonista a una niña de 14 años, la cautiva, que se encuentra muerta en la morgue y cuyo cuerpo deber ser preparado por el técnico auxiliar para que los soldados cumplan un deleznable acto necrófilo.

“La obra habla de esos años de inocencia y nos permite reflexionar sobre qué pasó y cuáles fueron nuestras responsabilidades, porque existe un sector de la población donde la gente rechaza a la Comisión de la Verdad y Reconciliación, que no quiere hablar del tema; nosotros creemos que a partir de la memoria se construye como nación.

Si no somos capaces de tener una mirada crítica sobre lo sucedido, nuestra reflexión es una frivolidad, así que decidimos montar la obra justamente de un tema que no ha sido suficientemente tocado en el teatro en Lima, señala en entrevista Chela de Ferrari, fundadora y directora artística de Teatro la Plaza.

El teatro es un hecho vivo y éfimero, que sucede una noche y no se repite, por ello a la agrupación artística proveniente del país invitado de la edición 43 del FIC, le parece muy impactante lo que La cautiva provoca en el público.

Cada noche es un rito que se cumple con el público, que se convierte en testigo de lo que la chica va contar. Sentimos que se producen ciertas transformaciones en los asistentes, sobre todo en los jóvenes que no conocen a Sendero Luminoso y no son conscientes de lo que pasó, porque en las escuelas esa parte de la historia no existe, lo cual es terrible, explica.

La directora artística asegura que la puesta peruana tendrá eco en México debido a los acontecimientos recientes, entre ellos la desaparición de los 43 normalistas de Ayotzinapa.

Con esta dramaturgia, resultado del programa Sala de Parto, creado por De Ferrari para estimular el nacimiento de nuevas obras y autores peruanos, Teatro la Plaza abre una enorme herida en la sociedad peruana al recordar el horror que sufrió ese país en el siglo XX. Tenemos un movimiento teatral en el que se están escribiendo más y más obras peruanas. De Sala de Parto salen cada año 10 dramaturgos. Las obras se van desarrollando en clínicas de guión, con asesorías, y ya tenemos tres años con este proyecto, explica su directora.

La cautiva, ambientada en el año 1984 en la ciudad de Ayacucho, se presentó el viernes en el Teatro Principal como parte de la edición 43 del Cervantino, el cual concluye hoy.