l pasado 5 de octubre se cerró el plazo que fijó la Junta de Gobierno de la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM) para que se registraran ante ella los universitarios que aspiran a ocupar la rectoría de esa casa de estudios. Fueron 16 personas las que entregaron los documentos requeridos, entre ellos, el programa de trabajo que desarrollarían de resultar electas. En su más reciente comunicado difundido este jueves, el órgano de gobierno invita a la comunidad universitaria a revisar estos programas, los cuales están disponibles en su página web. Atendiendo a esta invitación, realicé un ejercicio para saber cuál es la propuesta que hacen las y los aspirantes sobre uno de los temas que como universitario más me preocupan e interesan y al cual he dedicado varias décadas de mi actividad profesional: la difusión de la ciencia.
En la UNAM se realiza buena parte de la investigación que se hace en el país, tanto en las ciencias como las humanidades, y los productos de este trabajo, en mi opinión, deben ser difundidos ampliamente entre la población. La difusión de la ciencia es una modalidad educativa que hace posible llegar a la población que no tiene acceso a la educación formal el conocimiento más avanzado que se produce, no solamente en el seno de esta institución, sino en el mundo (gracias a que los científicos desarrollan proyectos en todos los campos del conocimiento y mantienen contactos con sus colegas en el todo el orbe), contribuye así a crear una cultura científica en México. La difusión del modo de proceder en la ciencia, permite, además, que la población pueda tomar decisiones al margen de creencias y fanatismos, a partir de elementos racionales y objetivos. Mi hipótesis, al revisar los programas de trabajo, es que el futuro de esta actividad en la UNAM dependerá de la claridad con que el próximo rector o rectora observe esta tarea y la asuma.
Al revisar los programas de trabajo, tanto en su versión sintética como en extenso, encuentro que la mitad de los contendientes (ocho) no se refieren a este tema, lo que quizá puede interpretarse como que no han reflexionado sobre esta tarea de manera suficiente, o no la consideran relevante como para incluirla en su programa.
El resto incorpora de algún modo a la difusión de la ciencia en sus propuesta. Algunos de ellos sólo como breves enunciados, por ejemplo, Francisco Bolívar Zapata señala: “Hay que fomentar que en el esfuerzo de la difusión de la cultura, la ciencia y la tecnología sean actores sustantivos, buscando que sean parte de la cultura de la nación. Fernando Castañeda propone: Desarrollar una política de divulgación del conocimiento como cultura y la cultura como conocimiento, que fortalezca el etos científico y humanístico de los jóvenes y de la sociedad mexicana actual
. Por su parte, Enrique Graue señala que hay que mantener y ampliar el programa de divulgación de la ciencia, tanto para la comunidad universitaria como para la población en general
. Héctor Bringas propone: Fortalecer el papel de la UNAM como una de las instancias nacionales más apreciadas en materia de divulgación científica, cultural, artística y museográfica
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Carlos Arámburo incluye en su listado de propuestas para fortalecer a la investigación, incrementar los programas de difusión y divulgación del conocimiento, promoviendo los impactos desarrollados por la UNAM en la sociedad, que incluye visitas a líderes y tomadores de decisiones, e incrementar el empleo de los medios de comunicación. Javier de la Fuente dice que hay que promover el desarrollo de la difusión de las ciencias como parte de la formación integral de los alumnos y que hay que darle “a la divulgación de la ciencia la relevancia que merece como un aspecto de la extensión de la cultura, tarea sustantiva de la universidad.
Además de señalar la necesidad de impulsar la difusión cultural y humanística, y la divulgación científica en beneficio de la comunidad universitaria y de la sociedad
para contribuir a la creación de una cultura científica del país, Sergio Alcocer propone crear nuevas opciones para la difusión de la ciencia, entre ellas las del tipo TEDxUNAM y TED Talks que son conferencias y charlas del tipo de las difundidas internacionalmente por la organización TED (Technology, Entertainment, Design).
Es, sin duda, Rosaura Ruiz quien desarrolla en su programa de forma más amplia y a profundidad el tema de la difusión científica: Como un medio para la interacción entre centros e institutos de investigación; su impulso para la conformación de una sociedad del conocimiento; la consideración del conocimiento especializado como un producto cultural, y la articulación de las actividades artísticas y científicas. Uno de los aspectos más relevantes de su propuesta es: Reconocer a la divulgación de la ciencia como una actividad académica que requiere de personal especializado para llevarla a cabo
y dar a la divulgación de la ciencia el valor que se merece mediante la profesionalización de los divulgadores de la ciencia y el acceso a plazas académicas
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Como hemos visto hay una atención heterogénea a la difusión de la ciencia en los programas de las personas que aspiran a sustituir al doctor José Narro, pero si yo fuera integrante de la Junta de Gobierno (algo que no soy ni quiero ser), optaría por alguien que tiene interés por la difusión de la ciencia como una forma de retribuir al pueblo de México todo lo que le ha dado y le da a nuestra universidad.