En la marcha conmemorativa del 2 de octubre de 1968, los organizadores cumplieron con todos los compromisos acordados con las autoridades, reconoció el jefe de Gobierno del Distrito Federal, Miguel Ángel Mancera, quien señaló: fueron los grupos de siempre los que generaron la violencia registrada en el Zócalo.

Señaló que pese a los disturbios el saldo fue blanco y dijo que la Procuraduría General de Justicia del Distrito Federal recibirá e integrará todas las denuncias sobre los desmanes cometidos por los encapuchados, aunque, agregó, la legislación nos limita a que sólo se puede actuar en caso de daños, lesiones y portación de objetos aptos para agredir.

En tanto, activistas expresaron su preocupación por el uso excesivo y desproporcionado de la fuerza pública en manifestaciones, cuando se ejercen los derechos a la protesta social.

Tras lo ocurrido en la movilización, el ex dirigente estudiantil del 68, Félix Hernández Gamundi, dijo que la violencia fue una provocación. Resaltó que hubo una aparente acometida de jóvenes enmascarados en contra de la policía, que los repelió y los hizo correr hacia la plancha central del Zócalo, repleta de manifestantes, con la intención de provocar pánico y dispersar.

Organizaciones como Cencos, Fundar, Comité Jurídico de Derechos Humanos y Red por los Derechos de la Infancia en México, entre otros, exigieron que el acceso a la justicia sea respetado.