Uno de ellos, Jorge Álvarez Nava, cumplió ayer 20 años
Jueves 24 de septiembre de 2015, p. 4
El vigésimo cumpleaños de Jorge Álvarez Nava fue ayer, pero su papá, Epifanio, no festejó. Entristecido anunció la jornada de ayuno con la que conmemorará un año de que su hijo y otros 42 alumnos de la Normal Rural de Ayotzinapa desaparecieron ‘‘a manos de policías corruptos en Iguala’’.
Junto con Epifanio Álvarez, todos los padres y madres de los normalistas desaparecidos comenzaron a las siete de la noche un ayuno de 43 horas. Se instalaron debajo de una carpa en el Zócalo, justo enfrente de la Catedral.
No interrumpirán su protesta ni cuando acudan hoy con el presidente Enrique Peña Nieto. Lo verán a la una de la tarde en el Museo Tecnológico. Ahí le pedirán que se rencaucen las indagatorias del caso, que se abran nuevas líneas de investigación, que se creen cuerpos especiales para llevar las pesquisas, ‘‘porque a la Seido (Subprocuraduría Especializada en Investigación de Delincuencia Organizada) ya no le creemos’’, y exigirán que todos aquellos que tengan responsabildad en la desaparición de sus hijos vayan a la cárcel.
‘‘Incluso aquellos funcionarios que hayan hecho investigaciones deficientes’’, informaron en un mitin realizado una hora antes de que se iniciara el ayuno.
Felipe de la Cruz, vocero de los familiares, dijo que ‘‘la confianza se perdió en las instituciones cuando la PGR (Procuraduría General de la República) formuló la ‘verdad histórica’ de que los muchachos fueron incinerados en el basurero de Cocula, pero hoy sabemos que eso no pasó. Vamos con el Presidente porque de él depende la procuraduría y puede hacer que las investigaciones tengan otro cauce’’.
Otro tema a tratar, dijo Vidulfo Rosales, abogado de los padres y madres de familia, será que no se criminalice a la Normal de Ayotzinapa. ‘‘Todas nuestras manifestaciones han sido en el marco de la Constitución y de las libertades, que nos dan el derecho a la protesta’’, dijo a dos días de que un grupo de normalistas rompió vidrios y destruyó las oficinas de la Fiscalía de Guerrero.
Debajo de una carpa instalada en la vialidad que separa el Zócalo de la Catedral, y que impide el paso de vehículos, un grupo de médicos revisó el estado de salud de los ayunantes.
‘‘En realidad hoy no comienza el ayuno; tienen un año de alimentarse mal, de comer lo que se puede mientras buscan a sus hijos’’, comentó en entrevista el sicólogo Gerardo Rubio, de la Cooperativa Panamédica, organización encargada de supervisar la salud de los manifestantes.
Sandra Socorro, de la misma organización, indicó que ‘‘un ayuno baja niveles de azúcar. El problema es que los padres y madres son personas con enfermedades crónicas, principalmente diabetes, hipertensión y complicaciones cardiacas’’.
Cientos de simpatizantes acudieron al Zócalo para acompañar a los padres y madres de los normalistas desaparecidos y se instalaron otras carpas para que se queden a hacer guardias y a pasar la noche.
El primer turno de vigilancia tocó a integrantes del Frente Popular de la Ciudad de México, que serán relevados hoy por un grupo de estudiantes de la Universidad Nacional Autónoma de México y del Instituto Politécnico Nacional. Además, llegaron 50 alumnos de la Normal de Ayotzinapa y a eso de las 8 de la noche comenzó a tocar la banda Mixanteña, de Santa Cecilia, que tocó música tradicional de Guerrero.
Un momento antes de iniciar el ayuno, Epifanio Álvarez volvió a recordar que si su hijo estuviera presente este miércoles hubiera sido un día de fiesta. ‘‘Lo que quisiera es darle un abrazo, porque es su cumpleaños. Pero no está. Lo seguimos buscando’’.