Cunden casos de niños esclavizados: ONG
Martes 25 de agosto de 2015, p. 37
En el país, los estados con el mayor número de niños, niñas y adolescentes que trabajan y que no asisten a la escuela son Chihuahua, Michoacán, Aguascalientes, Coahuila, Guerrero y Chiapas, entre otros.
La Mesa Social contra la Explotación de Niñas y Niños expuso lo anterior y explicó que en México el trabajo infantil está vulnerando el derecho a la vida, la salud y a la educación de los menores de edad. Es decir, además de las violaciones laborales a que son sometidos los niños que trabajan, los riesgos en su salud que tienen que enfrentar, las condiciones infrahumanas de vida, también sufren de la imposibilidad de acceder a la educación, por ejemplo, los niños ladrilleros, mineros, menores jornaleros agrícolas, vagoneros, comerciantes y trabajadores doméstico, entre muchos otros.
La referida mesa –integrada por 15 organizaciones contra la explotación infantil– detalló que los casos de niños esclavizados pululan en el país, pero no hay inspección laboral suficiente para sacar a la luz a todos. Las mismas cifras oficiales plantean que no asisten a la escuela a consecuencia de que trabajan más de un millón 258 mil menores. De estos, 80 por ciento son adolescentes entre 14 y 17 años.
En algunas zonas como la Montaña de Guerrero, sólo 10 por ciento de los menores trabajadores tienen acceso a la educación. En la mayoría de los estados, los pocos niños que van a la escuela no tienen una formación adecuada por diversas razones, ya que los hacen trabajar todo el día o, en el mejor de los casos, tienen que cubrir una doble jornada: la laboral y la educativa, la cual pocos resisten por sus condiciones de alimentación, salud y lejanía de los centros educativos.
Para los niños jornaleros, por las constantes migraciones de sus padres a los campos del país, los menores se ven obligados a no tener una residencia fija y mucho menos una estabilidad educativa. La mayoría ni siquiera tienen la posibilidad de estar en una escuela, porque los campos agrícolas están alejados de las ciudades o hablan lenguas indígenas en las que no se imparten clases, y mucho menos tienen acceso a una educación de calidad; si acaso tienen estudios truncos.
Mesa Social señala que debe plantearse un programa especial de vigilancia de trabajo infantil en ladrilleras, pozos mineros, campos agrícolas, donde se da la peor forma de explotación infantil, junto con la trata de menores.
Los programas de apoyo tendrían que extenderse a más población infantil y esquemas como la boleta única deberían aplicarse en Morelos y Guerrero donde no hay, pero sobre todo se requiere una atención integral a menores en situación de vulnerabilidad.