Opinión
Ver día anteriorMartes 25 de agosto de 2015Ver día siguienteEdiciones anteriores
Servicio Sindicado RSS
Dixio
 
Tiempos aciagos
Foto
E

l gráfico que muestro fue elaborado por la economista brasileña Leda Paulini con base en cifras de McKinsey Global Institute. Para efectos de este artículo no importan las cifras a las que las curvas se refieren; importa destacar la brecha entre ambas curvas. La curva inferior muestra el crecimiento del PIB mundial, la superior describe el respectivo crecimiento del capital ficticio, es decir, los activos financieros. Tendencias de 1980 a 2010.

No hace mucho tiempo el Banco de Pagos Internacionales, con sede en Basilea y que sirve de banco de los bancos centrales nacionales, expresó, frente a esas enloquecidas tendencias, que era una desconcertante impresión de desacople entre el dinamismo de los mercados y la subyacente evolución de la economía mundial.

Es la financiarización de la economía mundial basada en mecanismos e instrumentos endógenos del capital ficticio que autorreproducen y acrecientan la masa de capital financiero, sin que ello le impida succionar grandes tajadas de las ganancias generadas en el sector productivo. El inimaginable tren de vida que lleva el uno por ciento de los ultramillonarios del mundo sólo absorbe una pequeña fracción de esa acumulación financiera sin sentido y sin freno.

En 2008 y 2009 los activos financieros sufrieron un breve frenazo, pero retomaron su tendencia a partir de 2010. En el presente hay nuevos signos ominosos indicativos de que podemos estar a la puerta de que el capital ficticio vuelva a embestir y dañar a la economía real: ampliar el número de pobres; empobrecer más a los pobres, sin que aparezca una fuerza política o una alianza de fuerzas políticas capaces de parar eso, y poner la economía sobre sus pies.

El choque entre divisas iniciado sordamente en 2010 no tardó en generalizarse. Este es quizá el aspecto más inverosímil del comportamiento del capital ficticio, ya que todos los gladiadores saben que esa guerra nadie puede ganarla. Un factor más del desbarajuste monetario, la gangrena que es hoy el sistema financiero internacional.

De acuerdo con Mario Draghi, actual presidente del Banco Central Europeo (BCE), actualmente son al menos 25 países los que se hallan metidos en la carrera devaluatoria.

Los bancos centrales de los países desarrollados han inyectado cientos de miles de millones de euros y dólares, y la economía vuelve a instalarse a dos pasos del precipicio. La mezquina posición de Alemania y el austericidio aplicado a la Europa mediterránea han encerrado a la entera UE en la trampa de lo que los propios europeos llaman 3-D: desempleo, deuda, y deflación.

El FMI hace ya algún tiempo que habla de los serios peligros del estancamiento secular que, aquí y allá, llaman nueva normalidad. Los signos de recuperación se desvanecieron.

En 2008, China fue el gran salvador de la economía mundial, lanzando un paquete de estímulos sin precedentes con un gigantesco programa de infraestructura. Pero el tamaño de la brecha entre el capital ficticio y la economía real acaba por nulificar todo intento de reanudar sostenidamente el crecimiento de la misma. Como se ha publicado hasta el último rincón, China ve caer su economía hasta 7 por ciento, con tendencia a la baja, al menos a mediano plazo, en una situación que ocurre por primera vez en un cuarto de siglo.

En China no sólo la economía se derrumba, también caen abruptamente las bolsas de valores y se derrumban sus exportaciones por primera vez en por lo menos seis años. Es frente a esa situación que el gobierno chino se vio obligado a entrar con fuerza en la guerra de las divisas y ha devaluado tres veces el yuan, cimbrando los mercados del mundo.

Al anunciar sus devaluaciones, el Banco Central de China (BCCh), dijo que el nivel del yuan no era coherente con la tendencias de la economía mundial, y que la complejidad de la misma había aumentado considerablemente. El dólar se está fortaleciendo, mientras el euro y el yen japonés se están debilitando (dijo el BCCh). Las monedas de los mercados emergentes y de materias primas se encuentran bajo presión, y estamos viendo cada vez mayores volatilidades en los flujos de capital internacional. Su conclusión fue que era un buen momento para mejorar la cotización de la paridad central del RMB [renminbi o yuan] para hacerlo más en consonancia con las necesidades de desarrollo del mercado. Con estos retruécanos de discurso, China entró a la guerra de divisas. Y lo hizo cuando Estados Unidos le reclamaba, desde hace tiempo, que China revaluara su moneda. China hizo lo contrario. En México el señor Videgaray no hará sino más de lo mismo: continuar pasivamente colgado de la política de EU.