La expresión “¿Qué vamos a hacer sin ti, Monsi?”, en voz de Elena Poniatowska, irrumpió de nuevo en una ceremonia. Imagen similar a la del Palacio de Bellas Artes el 20 de junio de 2010, en el homenaje de cuerpo presente que se rindió a Carlos Monsiváis el día siguiente a su deceso.

Ahora, después de cinco años, la escritora y periodista –en la sala Miguel Covarrubias del Centro Cultural Universitario– volvió a inquirir sobre lo que será de México sin la presencia de su colega y uno de sus amigos más cercanos.

Fue el momento más emotivo de la ceremonia con la que la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM) honró, la noche del miércoles, la memoria de quien es uno de los personajes referenciales de la cultura mexicana, por su quinto aniversario luctuoso, que se cumplió el pasado 19 de junio.

Además de la valoración del legado del cronista, recuerdos y anécdotas, hubo también espacio para anuncios, como el que hizo el crítico cinematográfico Carlos Bonfil: que el investigador David Maciel, de la Universidad de California, recopila ensayos y textos de diversa naturaleza que Monsiváis dedicó al séptimo arte con la finalidad de publicar un libro a principios de 2016.

Mensaje esencial

Elena Poniatowska, Premio Cervantes de Literatura 2013 y colaboradora de La Jornada, retomó la elegía que preparó para las exequias de Monsiváis efectuadas en el Palacio de Bellas Artes, y la releyó.

Tu mensaje esencial es el de la pérdida de majestad del poder presidencial, tu mensaje esencial en 1985, durante los dos terremotos, fue enseñarnos que a la hora de la desgracia podíamos organizarnos solos y hacerlo con más nobleza y más eficacia que ninguna instancia en dar como lo hicimos, dijo Poniarowska refiriéndose al intelectual.

“¿Qué vamos a hacer sin ti, Monsi, cómo vamos a seguir?”, prosiguió: Nunca entendimos cómo pudiste estar en tres o cuatro lados al mismo tiempo. Tu don de la ubicuidad abarcaba la pintura, la poesía, el humor, la crítica, la lucha por la justicia, el amor a los demás.

No sólo la comunidad universitaria acudió a ese acto, con centenas de jóvenes, algunos aún con rostros adolescentes. En la sala, que lucía llena, también había muchos integrantes de la sociedad civil –adultos mayores, sobre todo–, a la que el autor dio presencia y voz en varios de sus textos periodísticos y literarios.

Monsiváis el defensor de las causas justas, el activista que enfrentó todo tipo de intolerancia y discriminación, el cinéfilo empedernido, el hombre de inteligencia aguda, conocimiento enciclopédico y humor mordaz; el intelectual comprometido y coherente, el cronista que consignó a su sociedad y su tiempo fueron algunos de los temas tratados por los otros ochos participantes, entre ellos el caricaturista Rafael Barajas El Fisgón, la antropóloga Marta Lamas y el economista Rolando Cordera.

De acuerdo con El Fisgón, el homenajeado fue muchas cosas en la vida, menos un santo: Niño prodigio, un intelectual público, un crítico inclemente, un escritor polifacético y prolífico, un símbolo sexual atípico, un erudito multidisciplinario, un filósofo mexicanista tardío, un liberal juarista incrustado en el siglo XX, un activista comprometido con las causas más perdidas del país.

Cultura y política, de la mano

Rolando Cordera definió que durante medio siglo, incluso hasta la fecha, Monsiváis ha sido un motivo amable e imperioso para acercarse a la cultura, al trabajo intelectual y literario en México, así como a las mejores causas, perdidas o por perderse.

“Su obra –sostuvo– se convirtió en uno de los mejores registros de los cambios sociales y de las pequeñas conquistas de una sociedad que se organiza y se obstina en no abandonar el ya largo camino a la democracia.”

Marta Lamas destacó que la conducta de Monsiváis fue guiada siempre por el activo compromiso por combatir la discriminación y la exclusión social y que jamás cejó en su exigencia de justicia y se comprometió en todo tipo de batallas para lograrlo.

Como hizo antes Rolando Cordera, recalcó que el cronista insistía en que la apuesta por la transformación política encuentra su mayor aliado en el campo de la cultura, al grado de que, si no se da también la batalla cultural, se puede perder la lucha política.

En ese acto, que culminó con un emotivo Goya, la porra universitaria, intervinieron los periodistas Alejandro Brito, Jenaro Villamil y Fabrizio Mejía Madrid, así como la crítica de arte Jean Franco, moderados por la escritora Rosa Beltrán, titular de Literatura de la Coordinación de Difusión Cultural de la UNAM.