ás que condición y cultura, la muerte se nos volvió costumbre, pésima costumbre. No porque el ciclo vida-muerte sea novedad, sino porque la mal llamada civilización hace distingos arbitrarios de las muertes y de las vidas. Así, el terrorismo mediático, esa saturación de violencia en imágenes para infundir terror o miedo intenso que paraliza, enfoca sus baterías en diversas direcciones, condicionadas a intereses específicos, no a preservar la armonía del planeta.

Este sistema buen cuidado tiene de ocultar imágenes desgarradoras de sus acciones bélicas –panorámicas de bombardeos aéreos, sí; pueblos enteros masacrados, niños y jóvenes mutilados, no– o escenas de pobreza de las ciudades más ricas del planeta o los métodos de sacrificio de reses y aves en rastros o la deshumanización carcelaria, excepto con los chapos. En cambio, la difusión masiva de su promoción de la violencia virtual alcanza rangos demenciales –cine, tv, videojuegos, juguetes bélicos–, lo que deja en las mentes un falso dilema: la violencia es la única forma de dirimir diferencias e impone su razón el que tiene mejores armas. Con esta deseducación, la que le espera a la dizque sociedad del conocimiento.

¿Para qué este despliegue de muerte, terror y violencias diversas en las pantallas? Para enajenar, distraer y, sobre todo, inmovilizar-disuadir a las masas, que se la pensarán varias veces antes de intentar cualquier forma de movilización ya que al sistema le sale más barato lidiar con las consecuencias de esta cultura de la violencia que tener que ejercerla directamente contra una sociedad consciente, indignada y actuante, que en la realidad sigue padeciendo y aguantando violencia física, política, religiosa, laboral, familiar, sicológica y comercial, entre otras.

Se tolera asesinar personas y poblaciones; lidiar y matar toros a estoque no, porque eso sí es crueldad y maltrato animal. Esta visión reduccionista y simplificadora que condiciona la violencia y la crueldad según los intereses y miopía cultural de quien las ejerce, es lo que descalifica éticamente la más o menos desinformada censura, subvencionada o no, de los animalistas y los antitaurinos hacia la fiesta de los toros, hoy como nunca urgida de una crítica sustentada y de una autocrítica tan madura como remota, pues la tauromaquia no logró escapar a la tentación neoliberal de monopolizar y de obtener más con menos.

En materia taurina el falso dilema es apoyar el maternalismo de las empresas y la comodidad de las figuras o censurar estos; hacerse eco del ventajismo seudotaurino de la tauromafia o reclamar el encuentro sacrificial entre dos individuos; alcahuetear el esteticismo predecible pero redituable o exigir la pasión y el drama como condición sine qua non para justificar la grandeza cultural e intemporal de la tauromaquia. Pero el positivismo falso no tiene remedio.

Huamantla inició el pasado viernes su tradicional feria, que este año tendrá más presentaciones de libros que carteles postineros. El sábado 8 de agosto a las 5 de la tarde corrida de rejones para Horacio Casas, Emiliano Gamero y la alternativa del rejoneador huamantleco Luis Pimentel, con los Forcados Mexicanos y de Hidalgo y toros de El Vergel. El viernes 14, a las 19:30, Corrida de las Luces con Zotoluco, El Zapata y El Payo, y toros de Rancho Seco. El sábado 22, a las 17 horas, día de la Huamantlada, después de 40 años regresa la ganadería de De Haro, con José Luis Angelino, Luis Bolívar y Sergio Flores. El 16 de agosto a las 5, novillada con Carlos Martel, Alan Corona, Manuel Astorga, Fernando Carrillo y la presentación como novillero de Rafael Soriano para lidiar 5 ejemplares de ganaderías tlaxcaltecas.

Pero por cultura taurina no queda. El Instituto Tlaxcalteca de Desarrollo Taurino anuncia el viernes 7 de agosto a las 20 horas, inauguración de una exposición del maestro Rafael Sánchez de Icaza. El 11, conferencia Los enemigos de la fiesta, por Horacio Reiba e inauguración de la exposición fotográfica de Fernando Moreno Macías. El 12, presentación del libro Sangre de Llaguno, de Luis Niño de Rivera. El 13, presentación del libro Piedras Negras sitio, vida y memoria, del ganadero Carlos Castañeda, y reconocimiento al doctor Sabino Yano Bretón. El 14, siete días después de iniciada la feria, pregón taurino a cargo de Leonardo Páez y homenaje a don Raúl Romero Rivera, pionero de la radiodifusión en Tlaxcala. El 17, conferencia Traje de luces, por Fernando García Rascón. El 18, Huamantla y la fiesta de los toros, por el matador Fernando Flores. El 19, La cultura y el toreo, por el maestro Antonio Delmar y el matador Angelino de Arriaga. Y el 20, presentación del libro De purísima y oro, de José Antonio Luna Alarcón. Todos los eventos se realizarán en la sala Fundadores del Museo Taurino a partir de las 19 horas, a excepción del pregón, que se llevara a cabo a las 4 de la tarde.