Dedica Rivera homilía a resaltar función materna y familiar
la reduce a una pieza productiva del desarrollo
Lunes 3 de agosto de 2015, p. 36
El cardenal Norberto Rivera Carrera hizo un llamado a la sociedad para valorar y respetar a las mujeres tanto en el hogar como en el trabajo, a dejar de discriminarlas y considerarlas como una pieza productiva más dentro del mecanismo de desarrollo de la sociedad
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En la homilía en la Catedral Metropolitana, el también arzobispo primado de México apuntó que los costos sociales por el hecho de que las esposas y madres trabajen son muy altos; conducen a una sociedad quizá más rentable mecánicamente, pero menos productiva humanamente
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Ello ha derivado en que en la colectividad, el ser humano, es reducido a un objeto que vale, se le toma en cuenta mientras es capaz de generar recursos
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Sostuvo que ningún programa de igualdad de derechos es válido si no se tiene en cuenta lo que significa ser madre en la mujer
; apuntó que la liberación de la mujer la reduce a una pieza productiva dentro del mecanismo de desarrollo de la sociedad
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Puntualizó que la dignidad y responsabilidad del hombre y la mujer justifican el acceso de la mujer a todas las funciones públicas
, y consideró ineludible descubrir el significado original e insustituible del trabajo (que desempeña la mujer) en la casa y en la educación de los hijos
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Violencia en Ciudad Juárez, porque ellas trabajan en la maquila
La sociedad, destacó, está pagando los costos por no valorar el trabajo de la mujer en la familia y como ejemplo mencionó que la violencia en Ciudad Juárez, Chihuahua, es resultado del abandono y descuido de la educación de los niños debido a que sus madres se ven obligadas a salir a trabajar en las maquiladoras
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El purpurado demandó valorar más a la mujer y el trabajo que desarrolla en el hogar, el cual no es pragmáticamente remunerativo o productivo para los criterios de la sociedad, y sin el cual ningún empleado, ningún obrero, sería rentable en su labor
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Se pronunció por un cambio en la estructura social para que las esposas y madres no sean obligadas a trabajar fuera de casa, y que sean tratadas con dignidad, y dejar de considerarlas como objeto de compraventa, al servicio del interés egoísta y del placer. Reconocer su función materna y familiar
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