Viernes 17 de julio de 2015, p. 5
Querido maestro: hace 25 años lo visité por primera vez en su casa de lo que hoy es el Pochote.
Recuerdo haber pasado un buen tiempo viéndolo trabajar con barro formando otra realidad de la vida misma en El Jardín de las Delicias
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Gracias a usted me acerqué de niño al acervo plástico que donó a la Casa de la Cultura de Juchitán y completé mi formación visual cuando estudiante de arte con los libros del Instituto de Artes Gráficas de Oaxaca (Iago) y con los cientos de grabados que me dejaba sobre una mesa para que los revisara viendo estampas de Goya, Asger Jorn, Pierre Alechinsky...
Ahora, en su cumpleaños 75, no tengo más que agradecerle y reiterarle mi admiración como artista y humanista que es, cuya existencia la basa en la colectividad respetando la identidad, la diversidad y la tolerancia.
Así, pues, con una realidad cruenta afanada en dejar a la vida vacía y sin sentido, gracias por darnos la posibilidad de experimentar otra realidad digna de ser vivida.
Por eso: sí al Centro de Convenciones, no en el Cerro del Fortín.
Gracias maestro por sus enseñanzas y muchas felicidades.