Correrías particulares
finales del siglo XVIII llegó a México un militar oriundo de los Países Bajos, quien muy joven emigró a España, donde se enroló como guardia de corps del rey. Ya con el grado de teniente, José Dupaix recorrió varios países europeos, en donde se interesó en los monumentos antiguos y visitó gabinetes de curiosidades. Estos resguardaban colecciones de objetos novedosos y se consideran antecedentes de los museos.
En 1790 Dupaix se trasladó a la Nueva España para integrarse al regimiento de dragones. Aunque obtuvo el grado de capitán, su desempeño como militar fue bastante mediocre, pero su curiosidad por la riqueza arqueológica de México fue notable. Esta lo llevó a combinar su trabajo en el ejército con correrías particulares
por diferentes entidades, entre otras, Hidalgo, Tlaxcala, Puebla, Morelos y Veracruz. En estos lugares solía visitar sitios arqueológicos, dibujaba las piezas que le llamaban la atención y escribía una breve interpretación. Con frecuencia visitaba gabinetes de curiosidades y finalmente hizo el suyo. Al retirarse del ejército en 1800 se dedicó totalmente a esa actividad que le apasionaba.
En 1805 se organizó la Real Expedición Anticuaria en Nueva España, y se invitó a Dupaix a encabezarla dada la fama que tenía de gran conocedor de las antigüedades
mexicanas. Se realizaron tres viajes hasta 1808, en que la invasión napoleónica a la península ibérica canceló el proyecto. Dupaix falleció en la ciudad de México en 1818.
Entre los frutos que dejó el fervoroso trabajo de Dupaix destaca un documento notable y prácticamente desconocido, que nos remonta a los orígenes de la arqueología mexicana: la Descripción de Monumentos Antiguos Mexicanos
que resguarda La Biblioteca Nacional de Antropología e Historia, que se aloja en el prodigioso Museo de Antropología. La obra la realizaron en 1794 José Dupaix y el pintor novohispano José María Polanco. Se trata de un cuadernillo manuscrito y 21 estampas a tinta y aguada, recientemente restauradas, por lo que se encuentran en perfecto estado de conservación.
El documento muestra 19 esculturas de piedra y una flauta de cerámica, que fueron halladas a fines del siglo XVIII en la ciudad de México y sus alrededores. En esa época ya había surgido un interés científico y artístico por piezas prehispánicas, que siglos atrás eran destruidas. Esta valoración se hace evidente, al conocer que muchas se exhibieron en la Academia de San Carlos, al lado de reproducciones de esculturas clásicas grecolatinas.
Recientemente se inauguró en el Museo Nacional de Antropología la exposición El capitán Dupaix y su álbum arqueológico de 1794. Es una muestra fascinante, ya que junto a objetos arqueológicos descritos e ilustrados en el álbum, se muestran las piezas originales. Increíblemente la mayoría ha logrado sobrevivir hasta nuestros días, bajo resguardo en diversos recintos del INAH, buena parte de ellos, en la Sala Mexica del Museo Nacional de Antropología.
La calidad de la exposición se entiende al conocer que la curaduría la realizó el destacado arqueólogo, investigador y director del Proyecto Templo Mayor, Leonardo López Luján. De la estirpe de Dupaix en lo que se refiere a la pasión por descubrir, comprender y preservar nuestra herencia arqueológica, ha estudiado la obra y vida del flamenco desde hace años. Varios excelentes artículos publicados entre otras, en la Revista Arqueología, dan cuenta de ello.
Esto se hace evidente en la exposición, que tiene además una magnífica museografía de Rafael Balverde, que permite deleitarse con las piezas, algunas de extraordinaria belleza, y apreciar a un lado los dibujos de Dupaix y sus interpretaciones, ingenuas y curiosas en la mayoría de los casos, pero de gran valor por la época y contexto.
El día lluvioso nos antoja una sopa de cebolla al estilo francés, con su queso gratinado, seguimos con estofado de ternera y de remate el clásico Tarte Tatin. Lugar: Bistrot Orgón, situado en la esquina de Nilo y Pánuco.