Opinión
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En el Chopo

Rampa Javier Bátiz

T

odo empezó en junio de 1957 en Tijuana. En la ceremonia de clausura del ciclo escolar un niño que concluía su instrucción primaria tocó el piano y cantó para los presentes; sus condiscípulos lo conocían simplemente como Javier. Ahora todos en Tijuana lo conocen como Javier Bátiz y muchos, como El Brujo. 58 años después, el cabildo de la ciudad fronteriza acepta, por unanimidad, que una avenida lleve el nombre del fundador de los Tj’s. En fecha próxima desaparecerá de la nomenclatura el nombre Altamira para sustituirla por Rampa Javier Bátiz. Una de las personas más felices por este reconocimiento es Claudia Madrid, baterista del grupo y esposa de Bátiz, quien nos comentó que será durante una ceremonia cuando se coloquen las placas a esta arteria vial con el nuevo nombre: Javier Bátiz. Estaría chido que el acto se realizará durante la celebración de la fundación –el 11 de julio– de Tijuana.

Este homenaje llega en un año muy movido para el autor de Si estuvieras aquí. En febrero, Javier develó su estrella en el Paseo de las Estrellas de su ciudad natal y en marzo fue parte del cartel de Cumbre Tajín; su disco El laberinto del brujo y el sencillo La flor del Sans Souci ya están en circulación y en noviembre estará como músico invitado en la entrega 16 de los Latin Grammys, en Las Vegas. Para decepción de algunos, este reconocimiento a Bátiz se une a las esculturas erigidas a Alejandro Lora y Rockdrigo, lo cual hace tácito que el rock mexicano existe.

Medusa en el Tianguis y Banda rockera lejos del nirvana

En el inolvidable año 68 del siglo pasado dos muchachos, Víctor Moreno, futuro baterista, y Javier Plascencia, bajista, se encontraron en un camino medio escabroso: el del rock; en 1972 se les une Antonio Urquiza y fundan Medusa. 43 años después –con Jaime García en la guitarra en el lugar de Urquiza– se presentaron en el Tianguis del Chopo para tocar algunas de sus rolas: Autodestrucción, Momentos de la vida y Apestando a podrido fueron algunas que interpreatron. Medusa paseo su sonido hard con claros compases de rock progre entre los jóvenes asistentes al toquín chopero, quienes escucharon con palabras directas canciones referentes a la locura, a la cultura popular y la corrupción muy al estilo al rock contestatario de los años posjipiosos.

Quienes no alcanzaron el nirvana fueron los premios Banda Rockera 2015. En plena celebración llegaron funcionarios del municipio de Ciudad Neza a Clavelero 99, en la colonia Benito Juárez, para informar sobre la clausura del salón Nirvana, donde se realizaba la ceremonia antes mencionada. Los asistentes fueron desalojados ante la petición de apoyo por parte de un representante del recinto fiestero; los invitados terminaron la fiesta a media calle entre un ambiente festivo/rockero. Ya tranquilo, Rolly, principal organizador de la entrega de reconocimientos, nos habló de restituir la ceremonia lo más pronto posible; ahora, lejos del municipio de Neza, donde los funcionarios acatan órdenes sin demostrar ningún criterio conciliatorio. Salú

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