Presentaron En el huerto de Dios, poemario de la autora sobre Santa Teresa de Ávila
la duda metafísica a la carnalidad más pura
De repente nos mete a este México donde tenemos siempre un poco de sangre, dice Javier Aranda
Sábado 4 de julio de 2015, p. 6
El universo poético de Silvia Tomasa Rivera, ese que va de la duda metafísica a la carnalidad más pura; del que brotan versos de amor y pasión, pero también del México violento, que está plasmado en el libro En el huerto de Dios, fue comentado la noche del jueves por Javier Aranda Luna, Evodio Escalante y Paloma Guardia Montoya.
La velada se efectuó en el café bar Las hormigas, de la Casa del Poeta Ramón López Velarde.
Publicado por la Universidad Autónoma de Nuevo León (UANL), el poemario aborda la vida y obra de Santa Teresa de Ávila, máximo exponente femenino de la mística católica.
El periodista Javier Aranda consideró a Silvia Tomasa Rivera como un milagro en la historia de la poesía contemporánea, porque se salió de los moldes tradicionales. Uno la puede leer fácilmente ahora, pero hace 20 años, en la década de los 80, era realmente una provocación todo lo que ella escribía. Leerla y saber que era una mujer la que decía tantas cosas, que no tenía reparos, que amaba sin pudor, sorprendía mucho
.
Al referirse a la poética de la autora, el colaborador de La Jornada comentó que le sorprendía que guardara muchos elementos trabajados desde su primer libro, como el amor, la soledad y la pasión.
Me sorprende mucho el contrapunto que tiene este libro porque va, digamos, de la duda metafísica, de increpar al altísimo que siempre parece que está ausente, a la carnalidad más pura, y justamente en ese tránsito de versos a otros versos uno se encarrila por un torrente de una sonoridad prodigiosa que realmente me asombra mucho y esa sonoridad le ayuda a crear imágenes francamente poderosas.
Mujeres rebeldes
El mérito de la poeta, según Aranda Luna, es que no se queda en disquisiciones metafísicas, sino que las aterriza a ese México que ofrece todos los días un poco de sangre.
Silvia Tomasa, de las reflexiones de metafísica, de la existencia de Dios, del diálogo con el amado, de repente nos mete a las calles de la ciudad, a este México donde tenemos siempre un poco de sangre, y pregunta a Dios qué es lo que debemos hacer para cambiar a éstos que dicen que están o son hijos tuyos y no caminan de acuerdo con tus enseñanzas
.
El libro, dijo el periodista, es muy al estilo de Teresa de Ávila, si pensamos que ella fue también una mujer muy rebelde. El poemario de Rivera está cargado de rebeldía, donde la pasión espiritual, amorosa y más carnal que se puedan imaginar está presente.
Escalante y Aranda Luna coincidieron en que Silvia Tomasa Rivera es una poeta apasionada y obsesiva, y que a veces su forma de decir el mundo es amarga.
El ensayista Evodio Escalante expresó que la figura de Santa Teresa de Ávila se erige como referente desde las primeras líneas e impone la expectativa de que es un libro de la entrega amorosa absoluta, que es el amor místico de larga tradición en las letras hispánicas.
Agregó que el poemario refleja el México de hoy, porque los poetas no deben meterse en una torre o en una cabina, aislarse y sólo hablar de las estrellas.
En el acto, moderado por Hernán Bravo Varela, Paloma Guardia Montoya, quien fue asistente del poeta Rubén Bonifaz Nuño (1923-2013) durante 33 años, recordó cómo surgió su amistad con Silvia Tomasa Rivera, cuando organizó en 2010 el homenaje a Bonifaz Nuño, en el Club de Periodistas.
Antes de concluir la velada, Silvia Tomasa Rivera , quien ha colaborado en La Jornada, leyó algunos de sus poemas y dedicó su libro a sus amigos, a los que están y los que no están.
El tiempo para llegar a la muerte es el tiempo en el que estamos y no son instantes, son silencios
, expresó.