Jueves 2 de julio de 2015, p. 2
París.
Una especie de gusanos planos es capaz de desarrollar un asombroso mecanismo de autofecundación inyectándose su propio semen en la cabeza en ausencia de cópula con otro individuo, según un estudio publicado el miércoles en la revista de la Rel Sociedad.
Para la mayoría de los animales, el celibato es sinónimo de ausencia de descendiente o incluso de extinción. No para los gusanos planos de la especie Macrostomum hystrix.
Si son mantenidos lejos de sus eventuales parejas, estos parásitos hermafroditas son capaces de inyectarse su propio esperma picándose con el pene en forma de aguja, descubrieron investigadores de la Universidad de Basilea en Suiza y de la Universidad de Bielefeld, de Alemania.
Habitualmente, los gusanos usan el pene para picar a otro e inyectarle semen a través de la piel, en lo que se denomina inseminación hipodérmica. Los dos individuos que copulan y poseen a la vez órganos reproductores masculinos y femeninos se aparean a través de un rito amoroso que se asemeja a un combate: cada gusano quiere asumir el papel de padre e intenta penetrar al otro primero.
En situación de aislamiento
Pero si se encuentran aislados, los gusanos se inyectan su propio esperma en la parte anterior del cuerpo, por lo general en la cabeza. Los espermatozoides emigran luego hacia los huevos, según el estudio.
Los investigadores determinaron que los gusanos sólo utilizan la autofecundación en ausencia prolongada de posibilidades de aparearse y que la misma acarrea una baja de la producción de recién nacidos y de la capacidad de supervivencia de la descendencia.
La copulación de dos individuos diferentes es el sistema de reproducción preferido por la especie, pero la autofecundación puede ser un medio alternativo en condiciones ecológicas desfavorables, concluyeron los científicos.