Segunda mesa del foro La memoria encendida que se realiza en El Colegio Nacional
se multiplica e ilumina el mundo, definen
Sábado 27 de junio de 2015, p. 6
La aparente brevedad de la obra narrativa de José Emilio Pacheco (1939-2014) es un engaño
, pues en principio tiene sólo cinco libros, pero éstos se despliegan en muchos más, según Rafael Olea Franco, especialista en la obra de ese autor.
La narrativa de Pacheco se multiplica porque en realidad sus libros son varios libros; abarca gran cantidad de registros, desde representaciones de carácter realista hasta lo fantástico
, afirmó el crítico y académico durante la segunda mesa del simposio internacional José Emilio Pacheco: la memoria encendida, efectuada la noche del jueves en El Colegio Nacional.
El encuentro es organizado por ese cuerpo colegiado en homenaje a quien fue uno de sus integrantes, fallecido el 26 de enero de 2014.
La segunda mesa estuvo dedicada a la narrativa de JEP y participaron, además de Olea Franco, los escritores Álvaro Enrigue y Héctor Abad Faciolince, moderados por Juan Villoro.
Enrigue, quien fue alumno de José Emilio Pacheco en la Universidad de Maryland, recordó cómo este autor se sorprendía porque la sociedad actual siguiera leyendo cuentos y novelas a pesar de la feroz competencia del cine, la televisión e Internet.
Decía que eso era posible debido a que la ficción escrita sigue siendo la tecnología más eficaz para situarnos en el lugar del otro, indicó el escritor, quien describió que todos los relatos y novelas del homenajeado caben, tarde o temprano, en la caja del mito de la expulsión del paraíso.
Sus personajes son muy a menudo niño y adolescentes, criaturas en tránsito, pero también oficinistas, personas que quisieron ser escritores o transeúntes en busca de una unidad que se quedó atrás y es irrecuperable
, dijo.
Artista máximo del dato inútil
Según Álvaro Enrigue, José Emilio Pacheco era el amo absoluto, el dueño universal, el artista máximo del dato inútil
, pasión de la que se valía para contar historias y calar en la conciencia de los demás.
Y mencionó ejemplos de esos datos, como que el Che Guevara era sobrino de Amado Nervo, que Porfirio Díaz no era el autor de la frase que se le atribuye de Pobre México, tan lejos de Dios y tan cerca de Estados Unidos
y que Sor Juana era genial, pero no una santa, ya que tenía esclavas, vendía a sus hijos y se quedaba con el dinero.
En su turno, Rafael Olea Franco explicó que los cinco libros de narrativa de JEP (La sangre de Medusa, El viento distante y otros relatos y El principio del placer, de cuento, así como las novelas Morirás lejos y Las batallas en el desierto) son en realidad muchos más, debido a los cambios que hizo en las rediciones o, en su caso, la inclusión de nuevos relatos.
Asimismo, destacó que en los textos del autor es posible identificar, en menor o mayor grados, una serie de elementos comunes: la hipertextualidad, la función de la historia, la ética de la escritura y la ironía.
Respecto de esto último refirió una anécdota relacionada con el ex presidente Miguel Alemán, quien pidió a JEP que le autografiara algunos de sus libros, entre ellos Las batallas en el desierto, lo cual lo puso en predicamento, pues en éste se hace una crítica fuerte al alemanismo. Lo que se le ocurrió fue poner lo siguiente: Al licenciado Miguel Alemán sin cuya aportación esta novela no hubiera sido posible
.
Olea Franco recordó que durante un encuentro literario efectuado en 1965, José Emilio Pacheco sostuvo que la función del escritor moderno en un mundo invadido por las guerras e intereses económicos, no era salvarlo, sino iluminarlo. Y eso fue, agregó, lo que él hizo mediante su literatura.
Hector Abad dedicó su participación a analizar la novela Morirás lejos, de la cual afirmó que es un clásico que está por ser descubierto.