Dos de aquellita
sí es, monina, gracias a dos invitaciones que no pude rechazar, la gocé de punta a punta. La primera fue un concierto de la Orquesta Sinfónica Nacional, en el Palacio de Bellas Artes, con el Quinteto de Paquito D’Rivera como invitado. El programa empezó con Concierto para marimba y orquesta de cuerdas, de Emmanuel Séjouné, pieza con la que debutó el percusionista de 22 años, oriundo de Ecatepec, José Eduardo Chávez Quintero. El concepto orquesta de cuerdas fue novedad para éste, su asere.
También me gustó la actuación del clarinetista Paquito D’Rivera con Cape Cod Files y Adagio (sobre un tema de Mozart), ambos de su autoría. Luego, Revirado y Oblivion, de Astor Piazzolla, después Waltz for Sonny, de Toots Thielemans, en un arreglo del pianista Alex Brown, para seguir con Contradanza y Vals venezolano, también de D’Rivera.
Después del intermedio el programa continuó con Ante el Escorial y Andalucía, de Ernesto Lecuona, por quien el instrumentista profesa gran admiración; To Brenda with Love, de D’Rivera, y La Habana, de Ray Tico y Daniel Freiberg. Aquí, permítame mi enkobio, mencionar a Eleonor Weingartner, quien participó en un dueto de clarinetes con Paquito, completamente a la altura. La calidad del señor D’Rivera se hizo presente una vez más.
A la semana siguiente pude escuchar en vivo a un trompetista que con Irakere, por medio de grabaciones, tuve la oportunidad de gozar. Esta vez, acompañado por su quinteto Clazz All Stars, nos regaló sus varias facetas: tocó el piano y se mostró como un gran conversador. Hizo gala de sonar la paila, scateó y cantó en inglés la canción Everyday I Think of You, dedicada a su mentor y amigo Dizzy Gillespie, así como en español La gloria eres tú, del king José Antonio Méndez.
Bellas Artes y el teatro Julio Castillo me hicieron sentir cómodo y contento en esas de aquellita
. Quiero dejar en claro que el agasajo comenzó con la mexicana Julia Vari y sus tres acompañantes que, aparte de que calladito me veo más bonito
, me hicieron aplaudirles, pues sus interpretaciones me gustaron en sirio y en serio
, diría el Loco Valdés.
Álex Mercado en el piano, Agustín Bernal en el contrabajo y Gabriel Puentes en la batería, así como las apariciones del alemán radicado en México Joe d’Etienne en la trompeta, me obligaron al aplauso en Amanecí en tus brazos, Adoro, Llegando a ti, Yo sé que volverás y Sabor a mí, que para mi gusto hubo feeling y se notaron novedosas.
Los acompañantes, en mi modesta opinión, tuvieron enorme relevancia. La primera fue la orquesta de cuerdas, después la Orquesta Sinfónica Nacional, el Quinteto de Paquito D’Rivera y la participación de Eleonor Weingartner en el clarinete. Así que el cantante de Pancho Amat se la comió (otra vez, de nuevo, again, diría el Chamaco Ángel), con aquello de no hay solista sin buen acompañamiento. Lo mismo puedo decir de Clazz All Stars, que le hicieron un marco de muchos kilates al señorón Arturo Sandoval. En el piano, Kemuel Roig; bajo, John Belzaguy; percusiones, Ricardo Pastillas; batería, Johnny Friday, y teclados, David Siegel. Para mi gusto, una noche chévere, muy chévere
.
Mi amigo Cepeda me dio una noticia que me sorprendió y me trajo tristeza. Tenía mucho tiempo de no saber de Julio del Razo, quien falleció el 27 de abril, pero alcanzó a cumplir 101 años de vida el pasado diciembre. Tuvo una trayectoria sonera fructífera, seis años en Europa, 20 con Pérez Prado, con él que viajó a muchos países, entre ellos, Japón, que visitó 11 veces.
A Julio lo consideraba en vida la historia viviente del son cubano en nuestro país, ya que presenció en 1928 el arribo del Son Cuba, de Marianao a Veracruz. Como sonero fue muy bueno, así que sólo me resta decir que descanse en paz. Kende endeme si yéneka onkobio, me piro canturreando un guaguancó. ¡Vale!