Académicos universitarios consideraron que con la nueva conformación de la Cámara de Diputados, tras los comicios del pasado 7 de junio, los acuerdos políticos deberán transformarse, pues al tener una mayoría mínima el partido del titular del Ejecutivo federal, Enrique Peña Nieto, necesitará de más consensos para la operación de las reformas estructurales.

Coincidieron, además, en que la ciudadanía pudo expresar su descontento a través de las urnas.

Para Ulises Corona Ramírez, profesor de la Facultad de Ciencias Políticas y Sociales (FCPS) de la UNAM, sí hubo un voto de castigo para Peña Nieto y los partidos políticos, aunque no del todo contundente. Si se reflejó el descontento por las crisis social, económica y de seguridad pública, además de una falta de confianza en las instituciones, particularmente en los partidos políticos.

Esto, aseveró, deberá hacer reflexionar a los partidos y en particular a Peña Nieto, en repensar la forma en que hasta ahora se ha hecho política: con ataques durante las campañas y acuerdos de cúpulas no siempre benéficos para las mayorías.

Es necesario que los políticos encausen su trabajo de nuevo para favorecer a la ciudadanía.

Luisa Béjar Algazi, también de la FCPS, indicó que si bien las candidaturas independientes resultaron una novedad y en lo futuro podrían ser un incentivo para que la agenda del Legislativo no se conduzca bajo los intereses de grupos parlamentarios, con la conformación del próximo Congreso esa meta será complicada porque habrá un legislador sin partido en la Cámara de Diputados y ninguno en el Senado.

Sin embargo, indicó que con la conformación del Legislativo se verá de qué manera se conducirán los liderazgos partidistas en el Congreso, pues la relación con el Ejecutivo será distinta.

María Eugenia Valdés Vega, profesora-investigadora de la UAM, consideró que en estos comicios los partidos sobrevaloraron el peso de sus estructuras, pues hubo un respingo de la ciudadanía que les quitó votos.

Los sufragios que se ejercieron a favor de candidatos independientes, como Jaime Rodríguez, El Bronco, que ganó la gubernatura de Nuevo León, o partidos nuevos, como Morena en el DF, son votos de mucha esperanza de cambio.

Para ella, la ciudadanía ha mostrado interés en participar y transformar la situación del país. Pero insistió en que la democracia requiere que los ciudadanos, además de emplear su voto, se constituyan en lo que se llama sociedad civil, es decir, en ciudadanía organizada.

Ivonne Acuña Murillo, académica de la Universidad Iberoamericana, opinó que, por ejemplo, en el DF, donde el voto se vio fragmentado y el PRD perdió su hegemonía, los resultados electorales nos hablan de un votante más sofisticado. Esa cualidad de la ciudadanía se observó también en las otras dos urbes más grandes del país, Guadalajara y Monterrey, en donde hubo candidatos independientes que triunfaron.

Un sector de la ciudadanía está aprendiendo a usar su voto como un instrumento para castigar y premiar a los partidos y distribuir el poder. Pero esta ciudadanía aún convive con la gente del voto duro.

Consideró que si bien las autoridades electorales obtuvieron resultados positivos en lo relacionado con la organización de los comicios, éstas se encuentran debilitadas, pues ante las reiteradas violaciones a la legislación por el Partido Verde, tanto el INE como el Tribunal Electoral no tuvieron una actuación satisfactoria como árbitros electorales.