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Se buscará frenar la persecución de la Iglesia ortodoxa y el gobierno contra artistas, anuncian

El Museo de Arte Contemporáneo Garaje abre sus puertas en la capital rusa
 
Periódico La Jornada
Sábado 13 de junio de 2015, p. 4

Moscú.

El arte contemporáneo no la tiene fácil en Rusia. Los artistas lamentan persecuciones de la Iglesia o incluso del Ministerio de Cultura, pero el nuevo palacio de la cultura Garaje, en Moscú, el mayor museo de estas características en Rusia, quiere cambiar esa situación.

El Garaje, que ayer abrió sus puertas, es el acontecimiento social del año para el mundo cultural moscovita.

A Darya Shukova, a la que todo mundo conoce como Dasha, le gustaría hacer historia con el arte contemporáneo y ese es el éxito que augura a su nuevo museo, ubicado en el parque Gorki, uno de los más visitados de la ciudad.

Es el único en Rusia y aspira a seguir el ejemplo del Tate Modern, en Londres, u otras casas de arte de renombre mundial. Pero también es arriesgada la empresa que ha emprendido Dasha, novia del multimillonario Roman Abramovich.

Los artistas contemporáneos en Rusia no la tienen fácil con la fuerte presión de la Iglesia ortodoxa rusa y el ministro de Cultura ultraconservador Vladimir Medinski. Ejemplos sobran: desde el polémico proceso penal contra el grupo de punk rock Pussy Riot o lo ocurrido con el experto en arte Andrei Yerofejev.

No dejan de registrarse ataques de religiosos o de ultraconservadores contra exposiciones y películas, contra óperas u obras de teatro modernas.

Por espacios de libertad

El museo de arte Garaje, sin embargo, se ha propuesto demostrar que, a pesar de todo, sigue habiendo espacios de libertad. El palacio con forma de caja y con un ingreso como si fuera la entrada de una cochera aspira a ser un lugar para el cambio en la sociedad.

Nosotros cambiamos la sociedad, asegura Anton Below, director del centro . Todo es cuestión de comunicación, de hacer llegar determinados proyectos de arte.

Toda obra de arte puede ser mostrada. La cuestión es cómo se presenta. Si alguien busca escándalo, lo tendrá, agrega. En el Garaje, los artistas no habrían tenido problema alguno.

En el mundo de la cultura a pocos ha sorprendido que Dasha Shukova haya podido cumplir su sueño de un museo propio en el mejor y más caro lugar de Moscú. Al parecer han ayudado no sólo las necesarias sumas millonarias del oligarca Abramovich, sino también los contactos del empresario, quien mantiene una excelente relación con la estructura de poder en Moscú. Su novia, hija de un magnate de la banca y del petróleo, considera el museo un centro de formación. Se han ideado programas para niños y adolescentes, así como encuentros con artistas; también hay libros de arte en ruso.

El Garaje nació en 2008, pero sólo tenía una ubicación provisional. La comisaria jefe del centro, Katie Fowle, ya habla de una institución arraigada con la mayor colección mundial de arte ruso desde los años 50, que apenas ha sido estudiada.

La nueva ubicación ofrece una mirada libre sobre el mundo a través del arte, agrega Fowle, quien asegura tener confianza en Rusia.

El Garaje ayudará a que se establezca un sistema de buenos artistas, críticos y comisarios profesionales. Los comisarios ayudarán a los creadores a comunicarse con el mundo.

Y para esa comunicación el arquitecto holandés Rem Koolhaas renovó el antiguo café de las estaciones del año, que databa de 1968. Ha dotado a esa ruina que en los años 90 se vino abajo de una fachada tecnológica, pero dentro se ven mosaicos comunistas, muros de ladrillo rojo y paredes de azulejos verdes. Koolhaas, de 70 años, quedó impresionado con la generosidad soviética del modernismo de la época.

Para la inauguración de los más de 5 mil 400 metros cuadrados de este centro de arte se podrán ver, entre otros, trabajos de la japonesa Yayoi Kusama, el ruso Erik Bulatov y la alemana Katharina Grosse.