Opinión
Ver día anteriorJueves 11 de junio de 2015Ver día siguienteEdiciones anteriores
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Ciudad Perdida

El PRD busca quién se la pague

Su debacle tiene nombre

Los Chuchos, un lastre

S

in cesar, la cantaleta de la izquierda dividida se quiere imponer como razón de la debacle chuchista, es decir, del PRD. Nada más falso.

Habrá, seguramente, muchas cosas que analizar luego de los números que señalan el fracaso de las líneas aliancistas, entre otras cosas, que mantiene el PRD y que son repudiadas cuando menos en la capital de México, es decir, en el Distrito Federal, por una buena cantidad de personas.

Tratar de hacer de lado lo que significa el chuchismo para la izquierda sería tanto como fabricar un autoengaño letal. Los Chuchos se convirtieron en un pequeño grupo de burócratas que dominó, desde sus escritorios y con la chequera en la mano, un partido inexistente en su militancia, pero rico en recursos sucios que no le alcanzaron esta vez para ganar la elección.

Sin trabajo de campo, sin escuela de cuadros, pero sobre todo sin orientación política, salvo esa que los llevó a convertirse en cómplices de Los Pinos, Los Chuchos olían a muerto desde que se aliaron con Peña Nieto, pero su más grave error fue permitir que Andrés Manuel López Obrador saliera de sus filas. Fue la puntilla.

Huérfanos de padre y sin progenitora conocida, crearon una ficción cuya mayor representación se dio el 31 de mayo. Mostrar músculo era la consigna, y llenaron la plaza mayor de México, pero no era verdad; sin embargo, nadie suponía el tamaño de la realidad que se mostraría en las urnas una semana después.

Y lo peor: sin querer aceptar la derrota, sale un perredista por aquí, otro por allá, y buscan al culpable del desastre para no cargar con el fardo de su vergüenza. Cuando menos así lo dejó sentir Roberto, El Gordo, López, quien buscó echarle la culpa a la secretaria de Desarrollo Social del gobierno de Miguel Ángel Mancera, Rosa Icela Rodríguez, incapaz de aceptar que el factor de la derrota se llama chuchismo.

Pero además políticamente torpe, primero, porque si como él dice, la secretaria de Desarrollo Social hubiera trabajado para Morena, el triunfo de ese partido la convertiría en el enlace entre Mancera y López Obrador, y no podemos creer que el jefe de Gobierno quemará su última nave, luego de conocer que en la ALDF, quienes van a dictar formas e inclinar balanzas serán quienes militan en Morena. Aunque si Rosa Icela Rodríguez hubiera decidido apoyar a alguno de Morena, no hubiera sido a Monreal.

Así que no se vale buscar culpables donde sea, y si los encuentran, como dijo Mancera, que presenten pruebas o callen para siempre. Por hoy lo mejor que pueden hacer es sacudirse a Los Chuchos que, quieran o no, han destrozado a ese partido hasta dejarlo como está ahora, convertido en cascarón.

La lección que dio la gente a todo el ámbito político del país, de todos los partidos, de todos los colores, es señal inconfundible de que las cosas ya nunca serán iguales, y en una de esas el camino de la compra de votos ya no encuentra meta, y será inútil.

El futuro que viene, cuando menos en el DF, es que a lo mejor los partidos se convierten en entes decentes, gracias a que aquí la intención de comprar votos chocará con la idea de que el camino del sufragio, afortunadamente sigue siendo secreto.

De pasadita

Por cierto, de qué se quejan los perdedores del PRD en Cuauhtémoc si ya tienen allí a su chucho Monreal, que no le importa lo que dicen los más altos funcionarios de su partido, entre ellos López Obrador, y él sí va a buscar alianzas con quien sea, como un verdadero chucho, pero además se comporta como un vulgar ambicioso del poder. ¿Dónde? ¿Dónde hemos escuchado eso?