Le dolió más perder ante Baby Juárez que sus títulos, reveló
Lunes 1º de junio de 2015, p. 5
Adrián Confesor Hernández se levantó este domingo decepcionado por una derrota y con un tajo de cinco centímetros en el párpado izquierdo. La noche del sábado perdió por esa herida. Había peleado con solvencia y estaba seguro de que en las tarjetas se encontraba arriba de Saúl Baby Juárez, pero un golpe casi al final del octavo asalto le costó que el réferi detuviera la contienda.
Estoy triste y de malas, porque ya iba a terminar el octavo episodio e iba ganando la pelea
, se lamentó el Confesor, dos veces campeón del mundo en peso minimosca por el Consejo Mundial de Boxeo.
Tenía la posibilidad de avanzar en su objetivo por volver a ser monarca del orbe. El Confesor había calculado que tal vez un combate después del de este sábado lo habría convertido en retador obligatorio.
Pero me cortan el párpado y le dan la pelea a este cuate
, dijo con pesar. Me decepciona que un final así arruine mi preparación y proyectos. Todo se fue a la basura.
Llegar a un campeonato del mundo –explicó el Confesor– es un trayecto que se construye con cada pelea que permite escalar en la clasificación, hasta que un boxeador puede ser reconocido como aspirante al título. Una derrota significa un retroceso, o más bien una caída.
No sé cuánto caí en las clasificaciones, pero esa derrota va costar caro para volver a una pelea por campeonato
, contó el Confesor.
Una derrota sí es una caída considerable en las clasificaciones; si estaba a una contienda de ser retador, ahora va tardar mucho más para que vuelva a tener una oportunidad para pelear por un campeonato.
El Confesor estaba desconcertado por el desenlace de ese compromiso. La mañana del domingo no había dormido bien, en parte por la adrenalina que significó el combate de la noche anterior, pero principalmente por la frustración de tener que empezar de nuevo.
Me dolió más que cuando perdí los títulos
, dijo para comparar cuando no pudo retener el cinto minimosca en 2011 y, tras recuperarlo en 2012, volvió a perderlo en 2014.
Esta vez me dolió todavía más que en aquella ocasión, porque tenía mucha ilusión de volver a ser campeón del mundo, de regresar a realizar el sueño de todo boxeador, pero se acabó por una cortada.
Días antes decía que después le gustaría enfrentar a uno de los mejores libra por libra, el nicaragüense Román Chocolatito González, monarca mosca. Cuando piensa en esas declaraciones se entristece, porque sabe que esa posibilidad ahora está más lejos.
Uno cuando va bien quiere enfrentar a los mejores. Pero después de lo de anoche (sábado), pues hay que recuperarse y empezar de nuevo.