Cultura
Ver día anteriorDomingo 31 de mayo de 2015Ver día siguienteEdiciones anteriores
Servicio Sindicado RSS
Dixio

El resultado de la tercera edición, que se realizó en el CaSa, se exhibe en el Carrillo Gil

El tema de Ayotzinapa, latente en el proyecto de residencias artísticas LARA

Destaca el trabajo de Israel Moreno, sobre el desgaste de la protesta por censura o cansancio, y Hay muertos que no hacen ruido, que retoma la leyenda de La Llorona, de la boliviana Claudia Joskowicz

Foto
La artista Florencia Guillén, una de las representantes mexicanas en LARAFoto Guillermo Sologuren
 
Periódico La Jornada
Domingo 31 de mayo de 2015, p. 3

Las desaparición de los 43 estudiantes de Ayotzinapa estaba muy fresca, y era un tema del que se hablaba en las calles de todo el país, cuando los ocho invitados de la tercera edición del proyecto LARA (Latin American Roaming Art) fueron a hacer una residencia en Oaxaca, en el Centro de las Artes de San Agustín (CaSa).

El sentir general se reflejó, entonces, en algunas de los proyectos que integran la exposición montada en el Museo de Arte Carrillo Gil (MACG).

Por ejemplo, Israel Moreno Moris (DF, 1978), mediante la imagen fotográfica y el video, hace un comentario sobre la existencia y el cansancio de la protesta como un ejercicio que tiene una potencia y fuerza en el inicio, pero se desgasta, ya sea con el tiempo o con la censura inmediata de ciertas expresiones, expresó la mexicana Tatiana Cuevas, curadora de LARA 2014.

De allí que Moris registró algunas de las propuestas hechas con grafiti en las calles que de inmediato eran veladas con capas de pintura, aunque todavía se podía leer el mensaje, apuntó Cuevas.

Claudia Joskowicz (Santa Cruz, Bolivia, 1968), quien mediante lentas secuencias de video reproduce acontecimientos mito-históricos presentes en la memoria colectiva, retomó la leyenda de La Llorona para producir Hay muertos que no hacen ruido, como una metáfora de una nación en duelo.

LARA es un proyecto itinerante de residencias que ya estuvo en Colombia y Perú. En cada país se selecciona a un curador local que se encarga de invitar a los ocho artistas participantes, que tienen que ser latinoamericanos de nacimiento. Además, tres de ellos deben ser del país sede, quienes durante dos semanas conviven en una locación específica elegida por el curador y en acuerdo con los directivos del programa, para buscar una inmersión en un contexto que puedan vincular con su obra, trayectoria y líneas de trabajo que han desarrollado en años anteriores.

Oaxaca y, por ende, CaSa, fue su primera opción, dada su infraestructura, rica para estimular estos proyectos, y también para fomentar un aspecto de relevancia para la residencia, que es la impartición de talleres y el contacto directo con la comunidad activa.

Cuevas aclaró en rueda de prensa que no era una obligación responder al contexto directamente: No buscábamos hacer una exposición sobre Oaxaca, sino sobre la experiencia de estar allí.

Recuperar la memoria

Esa experiencia sí se reflejó en algunas de las obras. El panameño Humberto Vélez (1965) consultó un archivo fílmico en Oaxaca donde encontró material sobre un personaje representativo de esta situación tan común en que alguien de la comunidad destaca por sus habilidades deportivas, pero de pronto se pierde de vista. De allí que recuperó pedazos de filmes de Mario Montalbán, El Mago, boxeador amante de los boleros y el baile.

Los otros artistas elegidos son Florencia Guillén y Jorge Méndez Blake (México), Nicolás Paris (Colombia), Rita Ponce de León (Perú, reside en México) y Érika Verzutti (Brasil).

También se incluye un performance del peruano Antonio Paucar, porque después de la residencia dos de los ocho artistas son seleccionados para realizar una nueva estancia. Paucar, participante de LARA 2013, la hizo en el Museo Metropolitano en Manila, Filipinas.

El Museo de Arte Carrillo Gil se ubica en avenida Revolución 1608, San Ángel.