Armonía pura emanó de su teclado durante su actuación en el Oasis Jazz U Latin Fusion
Na’rimbo sorprendió con la interpretación de composiciones tradicionales mezcladas con la síncopa
Para el cierre se espera el arte y sentimiento de Diego El Cigala y Héctor Infanzón
Domingo 24 de mayo de 2015, p. 7
Cancún, QR.
La noche del pasado viernes Eddie Palmieri, el último de los grandes músicos de su generación, convirtió un día equis en extraordinario, con el potente sonido del latin jazz interpretado por su grupo de estrellas que tocan la rumba, el son, el guaguancó, el cha cha chá... que catapulta al público de su asiento, en el penúltimo día del Oasis Jazz U Latin Fusion 2015.
En la Oasis Arena, foro con infraestructura de punta en luz y sonido, Na’rimbo, integrado por maestros de la música, interpretó composiciones tradicionales mezcladas con la síncopa jazzista, como La Sandunga, La tortuga del arenal, famosa en la costa del Pacífico; Danzón Miraflores, de Danilo Gutiérrez; Aire, de Soconusco; El pirí, la melodía sobre un pájaro que enamora aves ajenas; Contigo a la distancia, Frenesí, que llamó la atención de los dispersos que sólo iban a oír a Palmieri.
Mucho movimiento de caderas
La algarabía explotó y un público conocedor se puso de pie para recibir a Eddie y sus muchachos. Mujeres de talle breve, mulatas que cantan, damas con medallas de guerra, muchachas que descubren el sentido de la vida, más sus infaltables compañeros, bailaron al son de La Ochá, un marasmo que es electricidad pura, armonías y melodías sobrepuestas. El estribillo de hace tiempo que vengo tocando el tambor
se repitió en ecos de sabor. ¡Pónle jícamo! ¡Así se hace!
Y una dama exhibe que está doctorada con honores en las mejores escuelas de baile popular de Cancún: los antros.
Pa’huelé es ya la fiesta masiva. Cientos beben para ponerse iguales. Eddie dedica el concierto a todos los que tiene enfrente. Se oye Muñeca preciosa, con destino directo del corazón para todas las mujeres bellas. Las presentes se sienten aludidas y nunca está de más un poco de vanidad y lustre al ego. Una mujer brilla en la oscuridad. Porta un vestido breve. Baila como las diosas. Se mueve tan bien que su aparente novio o lo que sea mejor la deja que se luzca. Total: la libertad une cuerpos.
Una tercia de amigos brinda y uno pregunta preocupado con qué van a pagar. ¡Luego vemos! ¡Tú no preguntes por vulgaridades!
El gluglú está en su apogeo. Cancún, el clima, la noche, las estrellas, Eddie... Sólo los diamantes son eternos. Una cantante negra se hace llamar Diamante. Es cubana y no desperdicia el tiempo.
Es el momento cimero del jazz latino. Lindo yambu es la traducción perfecta del jazz latino a su ene potencia, en su sencilla y compleja factura. Oye lo que te conviene, una rola-consejo para evadir necedades. Para los diabéticos del mundo algo de kriptonita: Azúcar. Eddie se despide a tambor batiente con La comparsa, un clásico que, como tal, pervivirá.