En general, México es un país en el que gran porcentaje de hogares viven en condiciones de pobreza. De acuerdo con información del Programa Universitario de Estudios de Género (Pueg) de la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM), en 2012 cuatro de cada seis estaban en esta situación.

Sin embargo, del total de los encabezados por mujeres, 39.5 por ciento vivían en esa condición, contra 41.4 por ciento de los que estaban a cargo de hombres.

La mayoría de hogares pobres en México están encabezados por personas de entre 14 y 44 años, el segmento más jóven de la población. Es notorio que en los que manejan mujeres, un alto porcentaje de ellas tienen 65 años o más.

A decir del Pueg, la distribución etaria de los jefes de familia de hogares pobres es considerablemente distinta entre ambos sexos, y muestran mayor vulnerabilidad los hogares encabezados por mujeres mayores de edad.

Otra diferencia entre las casas conducidas por hombres y mujeres es la estructura en que se desenvuelven. La mayoría de las encabezadas por ellas son extendidas –núcleo familiar más otros parientes– (49 por ciento), mientras en el caso de los varones son nucleares (67.2).

La razón de la dependencia, acota el programa, es un indicador que permite conocer la relación entre personas que no están en edad de trabajar dentro del hogar y las que sí lo están. Si es mayor a 100, quiere decir que hay más miembros que no están en edad de laborar en relación con los activos, lo que representa mayor presión económica sobre los potenciales asalariados.

Por el contrario, si la razón de dependencia es menor a 100, implica que hay más personas en edad laboral y, por lo menos en teoría, hay menor presión sobre los provedores.

En ese sentido, la razón de dependencia económica en los hogares nucleares encabezados por mujeres fue de 107, al contrario de los hombres (78). Mientras, en los domicilios extendidos: mujeres 95 y hombres 83, es decir, que en los hogares pobres encabezados por mujeres la razón de dependencia es más elevada que en la de los varones.

El Pueg resalta que las mujeres que son cabeza de hogar, ya sea pobres o no, presentan mayor rezago educativo que los hombres en la misma condición. Sin embargo, esta brecha es mayor entre los hogares pobres.

Al respecto, el rezago educativo en mujeres pobres jefas de hogar era de 54.4 por ciento, contra 42.6 de los hombres.

El estudio concluye que los datos presentados permiten hacer definiciones complejas de pobreza, al visibilizar que ésta adquiere características diferentes en los hogares dirigidos por hombres y mujeres.