Directores y profesores de educación básica aseguraron que la aplicación del Programa Internacional para la Evaluación de los Alumnos (PISA, por sus siglas en inglés) que realiza la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económicos cada tres años, significa participar nuevamente en esquemas de evaluación estandarizadas que no han aportado nada a la mejora de la calidad educativa.

Obedece a criterios poco factibles de realizar en nuestras escuelas, pues no toma en cuenta nuestras diferencias culturales y socioeconómicas, señalaron.

Indicaron que al no reflejar las diferencias de aprendizaje de los alumnos no puede revelar con fidelidad si existen avances o retrocesos en su desarrollo académico.

Este año, PISA será aplicada por primera vez sólo en formato digital, lo que representa un doble reto, pues no todas las comunidades escolares cuentan con servicios de Internet y equipo de cómputo. Cabe preguntarse si no fueron excluidos aquellos sectores de mayor marginación, como las comunidades indígenas, pues algunos no cuentan ni con energía eléctrica.