a vida no es muy seria en sus cosas, decía Juan Rulfo. Y sí, todo indica que somos las personas quienes revestimos de lógica, seriedad, programaciones, importancia personal y expectativas exageradas a la vida, desde siempre empeñada en sorprendernos. Cómo reaccionemos ante sus sorpresas es problema nuestro, no de la vida, que difícilmente permite que se le tome la medida.

“Me quedan tres meses según los médicos –escribe un lector que sólo se firma Miguel– que hace seis dan seguimiento a un tumor canceroso en mi cerebro, por lo que gracias a esa noticia he tenido tiempo de procurar poner orden en mi interior y en mi entorno, volviendo más sencillo lo que creía muy complicado. Algún alma generosa me regaló una hoja de papel titulada ‘Sugerencias para una vida más fluida y menos ardua’, que he tenido oportunidad de releer hasta concluir que valdría la pena compartirla con otros. Ojalá interese.”

“Toma en cuenta, comienzan las sugerencias, que todo gran amor y todo gran logro también tienen riesgos y sinsabores, así que cuando pierdas, no olvides la lección. Procura seguir las tres erres: respeto a ti mismo, respeto a los otros y responsabilidad en tus actos. No obtener lo que deseas a veces significa un golpe de suerte. Conoce bien las reglas para que las puedas romper bien. No permitas que una pequeña disputa dañe una gran amistad.

“Cuando te percates de haber cometido un error, de inmediato haz lo necesario para enmendarlo. Procura pasar un tiempo a solas cada día. Está dispuesto al cambio, pero sin abandonar tus principios. Recuerda que en ocasiones el silencio es tu mejor respuesta. Vive una vida buena y congruente para que cuando envejezcas mires atrás y no te arrepientas, sino que disfrutes nuevamente. Una atmósfera armoniosa en tu casa refuerza los cimientos de tu vida. Cuando estés disgustado con un ser querido, maneja únicamente el problema del momento y no traigas a colación un recuento de cosas del pasado.

Comparte tus conocimientos; es una manera de agradecer que los adquiriste. Sé amable y respetuoso con la tierra. Procura visitar una vez al año un lugar en el que nunca hayas estado. La mejor relación es aquella en la que el amor de uno a otro es mayor que la necesidad del uno por el otro. Valora tus logros por lo que tuviste que dejar para obtenerlos. Al amor, como a la cocina, acércate con apetito. Procura relativizar; es mejor que absolutizar y quebrarte. Saludos.

aprenderamor@jornada.com.mx