Londres, lejos de ser una ciudad ciclista
ecorrer Londres en bicicleta no es una actividad apta para alguien que no tenga nervios de acero. Los míticos autobuses rojos de dos pisos y las furgonetas blancas de transporte colapsan unas calles en las que los carriles ciclistas terminan de pronto sin motivo aparente, aunque de todas formas los vehículos ignoran las señales de espera para bicicletas ante los semáforos.
A ello se suma la mala calidad del aire en la capital británica, que ha hecho que el uso de mascarillas se haya extendido.
A Boris Johnson, que encabeza la alcaldía desde 2008, se atribuye como uno de sus éxitos el sistema Boris Bikes, nombre de las bicicletas de alquiler que, como en Berlín, París o Madrid, pueden encontrarse en muchos puntos de Londres. En 2013 anunció que invertiría más de 913 millones de libras en los siguientes 10 años (1.3 millones de euros) para mejorar las infraestructuras ciclistas.
Cuatro cycle superhighways unen actualmente los barrios periféricos con el centro. Sin embargo, en Londres no siempre se respetan, hay autos que los cruzan o se estacionan en ellos. Según la aseguradora Aviva, entre 2009 y 2013 se han registrado unos 23 mil accidentes entre vehículos motorizados y bicicletas. De ellos, 80 fueron mortales.
En la más reciente lista del Copenhagenize Index sobre ciudades ciclistas, Londres brilla por su ausencia.
No sorprende que los planes para construir dos carriles ciclistas de doble sentido y separados arquitectónicamente esté dando mucho que hablar. Está previsto que esta nueva autopista para bicicletas
de 29 kilómetros una el este con el oeste de la ciudad pasando por Hyde Park, el palacio de Buckingham o el Big Ben. Y como era de esperar del carismático alcalde, Johnson inauguró las obras subiéndose a una excavadora.
Dpa