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El Museo del Estanquillo exhibe 350 piezas, entre las que también hay obras del TGP

Grabador Leopoldo Méndez, artista ligado a la lucha social

La muestra es una selección de la colección donada por el curador e hijo del dibujante al cronista Carlos Monsiváis

Permanecerá en el céntrico recinto hasta el 31 de agosto

Foto
La antorcha, grabado realizado para la publicidad de la película Río escondidoFoto cortesía del Museo del Estanquillo
 
Periódico La Jornada
Lunes 13 de abril de 2015, p. 7

Un hombre sostiene una antorcha en la mano izquierda. Se trata de un dibujo tallado con paciencia y perseverancia en un pedazo de madera. Luego de entintar la placa, una hoja de papel cubre el grabado y está a punto de suceder algo mágico a los ojos del niño Pablo: cuando el dibujo quede estampado en el papel, el hombre de la antorcha la sostendrá ahora en la mano derecha.

El pequeño mira a su padre, Leopoldo Méndez (1902-1969), y pregunta cómo es posible que la madera sea al mismo tiempo espejo. Su padre sonríe, sigue su trabajo y le pide a su hijo que lo ayude a afilar las gubias. Entonces Pablo huye, pues ese encargo lo aburre mucho. Pero no deja de pensar que Leopoldo hace maravillas en ese pequeño cuarto de la casa convertido en taller, en el que nunca hubo un tórculo y donde el artista ocupaba la tina del baño para remojar los papeles que imprimiría.

Hoy, Pablo Méndez es el curador de la exposición Pasión sobre papel, que se presenta en el Museo del Estanquillo, dedicada a uno de los grabadores más destacados del México del siglo XX, en la cual también se presenta obra de los artistas pertenecientes al legendario Taller de Gráfica Popular (TGP).

Con un total de 350 piezas, la muestra presenta la producción de ese arte combativo, social, de denuncia de la opresión, que apasionó a Leopoldo, a tal grado comprometido con su época que dejó la pintura (que había estudiado en la Academia de San Carlos) para dedicarse de lleno al grabado, convencido de que era la técnica ideal para que sus obras llegaran a todo mundo, de manera democrática y sin esnobismos.

Es por respeto a esos ideales que Pablo (quien recuerda muchas anécdotas cuando mira los grabados expuestos) ha rechazado las peticiones que le han hecho algunos funcionarios culturales para que cancele las placas que conserva (destruye), sobre las que trabajó su padre, hechas de madera y linoleo, y así subir el precio de las obras.

El curador ni lo piensa. Siempre ha respondido con un rotundo no, pues Leopoldo no creó todo esto para volverse rico, sino para compartirlo con todos, añade al tiempo que mira orgulloso las decenas de jóvenes que visitan la exposición y descubren con gusto a Méndez, así como obras magistrales de Pablo O’Higgins, Alfredo Zalce, José Chávez Morado, Andrea Gómez, Luis Arenal, Elizabeth Catlett y Arturo García Bustos, entre otros.

La muestra es una selección de la colección formada por alrededor de 700 piezas donadas por Pablo Méndez al cronista Carlos Monsiváis, quien siempre fue entusiasta del trabajo realizado por el TGP. Todo ese material integra uno de los acervos más importantes que resguarda El Estanquillo.

En una de las paredes del recinto se lee una frase de Leopoldo Méndez: Ligo mi obra a la lucha social. Pero, como mi principal arma es mi lucha, la tomo en serio y hago todo para ennoblecerla, y alrededor está la gráfica que realizó para sumarse a los movimientos y colectivos artísticos como el estridentismo.

Aporte a la cinematografía

También están los carteles que acompañaron las movilizaciones obreras y sus colaboración con los proyectos de sus amigos: el fotógrafo de cine Gabriel Figueroa y los cineastas Emilio El Indio Fernández y Serguéi Eisenstein, para quienes hizo imágenes que acompañaron la publicidad de las películas Río escondido, Pueblerina, El rebozo de Soledad, Raíces y La rebelión de los colgados, entre otras.

Destacan las 40 bellas ilustraciones para el cuento Incidentes melódicos del mundo irracional, del escritor Juan de la Cabada, quien, en opinión de Pablo, fue uno de los amigos que mejor definieron a su padre: Nuestro Leopoldo Méndez no era un rebelde a secas: exaltado, exótico, exhibicionista, extravagante. ¡No! Era un rebelde nato, ejemplar, apacible, de índole universal en su forma nacional y en fervoroso raciocinio revolucionario.

Para ofrecer un perfil completo del artista se incluyeron algunos de sus óleos, por ejemplo un notable retrato realizado a los 14 años, cuando iniciaba sus estudios en San Carlos, y un espléndido cuadro de un florero, hecho con crayolas, algunos años antes de morir, una obra llena de color y luz, con la que el genial Leopoldo Méndez descansaba un poco del grabado.

La muestra Pasión sobre papel: Leopoldo Méndez y el Taller de Gráfica Popular permanecerá abierta hasta el 31 de agosto. La entrada es gratuita en el Museo del Estanquillo (Isabel la Católica 26 esquina Madero, Centro Histórico).