Una manera iconoclasta de entender el arte, entre el punk y la no disciplina, en ello estriba la propuesta de L’Orchestre d’hommes-orchestre (LHODO), que por vez primera se presenta en México, en el Festival del Centro Histórico 2015.

Es una música que se ve, según Bruno Bouchard y Simon Drouin, dos de los seis fundadores de ese colectivo de músicos, actores y performers de Quebec, que hoy ofrece la primera de tres funciones de su propuesta Cabaret brise-jour en el Teatro de la Ciudad Esperanza Iris.

Se trata de una relectura de la obra del compositor alemán Kurt Weill (1900-1950), en la que se abarcan sus tres periodos: el berlinés, el parisino y el americano, para dar forma a una suite de canciones e imágenes escénicas, definieron ayer ambos artistas en conferencia de prensa.

Nos interesa, en particular, mezclar la cultura popular con la llamada alta cultura, a través de las canciones. Mostrar la esencia de lo popular y las técnicas de la música contemporánea. Es un trayecto hacia la oscuridad, en el que buscamos acercarnos a la noche, sostuvieron.

Por desafiar las convenciones

De acuerdo con Bouchard y Drouin, la obra de Weill es una especie de eco de nuestro trabajo, un espejo de nuestro hacer, debido a que propone un muy rico universo musical lleno de iconos, con personajes que se dibujan a partir de la palabra. Es una música muy visual, tangible.

Otro aspecto en el que asumen cercanía con el quehacer del músico alemán es su marcado sentido crítico de la realidad, y recordaron las colaboraciones que éste realizó con su coterráneo, el poeta y dramaturgo Bertolt Brecht (1898-1956).

En otras propuestas hemos hecho nuestros propios textos, pero en este caso no era necesario. Son textos muy bien escritos por Brecht. Todo este trabajo es de un color muy de izquierda, con imágenes y situaciones que pueden ser muy recientes para el público de hoy, incluso un tanto anarquizantes.

Los artistas quebequenses destacaron que la del LHODO es una propuesta en la que confluyen y se mezclan artes visuales, música, teatro y performance.

Más que recrear personajes o historias, dijeron, les interesa interpretar acciones a partir de la música y para ello se valen de instrumentos convencionales y de otros hechos con objetos cotidianos, como un teléfono, una lámpara, una escoba y hasta cadenas.

Todo lo que aparece en el escenario sirve desde la perspectiva sonora y la visual, indicaron, y recalcaron que el trabajo de la compañía se sustenta en desafiar las convenciones.

Es una voluntad punk. Hablamos de la no disciplina, no de la indisciplina. Es más que la interdisciplina, porque lo que se ve en el escenario no se define más por una u otra expresión, señalaron.

Trabajamos de manera colectiva. Hay muchos ojos externos en el escenario y fuera de él. No hay un director escénico. Todos nos encargamos de todo, desde lo artístico hasta lo administrativo y lo operativo.

Las funciones de Cabaret brise-jour serán hoy, mañana y el viernes, a las 20:30 horas, en el recinto de Donceles 36, Centro Histórico. El precio de las localidades oscila entre 200 y 500 pesos.