Pone en peligro un frágil legado de gran importancia de la sociedad paleolítica, alertan
amenaza las pinturas de Altamira, escriben expertos a la Unesco
Martes 31 de marzo de 2015, p. 6
Madrid.
Apenas un año después de que uno de los más importantes sitios históricos de España, la cueva de Altamira, fue reabierto al público, científicos sostienen que los turistas causan daño permanente a uno de los más excelsos ejemplos de arte del paleolítico en el mundo.
En total, 17 académicos y 70 investigadores de la Universidad Complutense de Madrid han firmado una carta abierta a la Unesco en la que aseguran que el acceso del público a la caverna pone en peligro un frágil legado de gran importancia para nuestro conocimiento de la sociedad del paleolítico
.
La investigación que dio a entender que un acceso estrictamente limitado del público no dañaría la cueva –la cual llevó a la decisión del ministerio español de cultura de reabrirla– fue un error, señalan los expertos.
La medida tomada por el ministerio de cultura es una clara amenaza a su conservación
, sostiene la carta. Creemos que la Unesco y otros organismos internacionales dedicados a preservar la herencia cultural deben tomar nota de los peligros que las decisiones políticas representan para la conservación de Altamira
.
Los expertos creen que los dibujos –entre los más antiguos jamás encontrados– representan algunos de los ejemplos mejor conservados del periodo paleolítico superior, que comenzó hace unos 50 mil años. Se atribuye el descubrimiento de la cueva a un arqueólogo aficionado –Marcelino Sanz de Sautuola– en 1879, si bien se ha informado que en realidad fue su pequeña hija María quien encontró los dibujos de animales salvajes y manos humanas cuando jugaba en la cueva. Mediante técnicas de datación, científicos estiman que algunas de las obras tienen 38 mil años de antigüedad.
El acceso del público al sitio siempre ha sido motivo de controversia. En las décadas de 1960 y 1970, expertos advirtieron repetidas veces que los grupos numerosos de turistas dañaban las pinturas, incluso con la respiración, y el acceso se suspendió en 1977.
Comenzó de nuevo en 1982, con controles estrictos, que llevaron a una lista de espera de tres años, y en 2001 se construyó una réplica de la cueva para quienes no pudieran esperar tanto.
Altamira se volvió a cerrar al público en 2002, pero una encuesta de expertos en 2011 concluyó que cualquier daño a los dibujos causado por el acceso de los turistas a la cueva ya había ocurrido. El ministerio de cultura ideó entonces un sistema de sorteo que permitía a grupos pequeños visitar el sitio en turnos de menos de media hora.
Ahora el consejo de custodios de la cueva debe decidir si esa decisión fue errónea. En declaraciones al diario El País, el año pasado, José Antonio Lasheras, director de la cueva desde hace muchos años, comentó: La misión de la administración es regular la apropiada conservación y uso de las cuevas, y podría ser que lo que una vez se consideró apropiado ya no lo sea, y viceversa. En 2002 propuse cerrar la cueva y asumir responsabilidad por el actual régimen de visitas del público
.
© The Independent
Traducción: Jorge Anaya