Londres.

Cada vez con más frecuencia, instituciones artísticas de Gran Bretaña autocensuran material subversivo para asegurarse financiamiento y evitar protestas, denunció un grupo de personalidades artísticas. Jude Kelly, directora artística del Southbank Centre, el centro de las artes más importante del país; Munira Mirza, vicealcaldesa de educación y cultura de la ciudad, y Shami Chakrabarti, directora de la organización de derechos humanos Liberty, consideraron esta tendencia escalofriante y catastrófica para la cultura británica.

Al participar en un debate en la Cámara de los Comunes, primero que se realiza sobre la libertad de expresión de los artistas, Jude Kelly llamó también a realizar contraprotestas en favor de ese derecho.

El debate se realizó antes de las elecciones en Reino Unido y Bielorrusia y tiene lugar después de incidentes de cancelación de obras artísticas a causa de protestas, en Gran Bretaña. También ocurre a raíz de los recientes asesinatos de cartonistas en París.

Pero además de los ataques desde el exterior, las instituciones artísticas censuran obras antes de que lleguen al público, según los expertos. Michael Attenborough, ex director artístico del teatro londinense Almeida durante más de una década, al presentar el debate explicó que desde que dejó el cargo, hace dos años, “algo ha comenzado a infiltrarse (en las organizaciones artísticas) que puedo describir como autocensura.

Existe creciente aprehensión sobre el acceso a subsidios, sostuvo. La gente admite en privado que le preocupa estar autocensurando lo que hace. Es catastrófico. Attenborough es custodio del Teatro Libre de Bielorrusia, entidad que preparó el debate. La organización fue fundada en respuesta a la fuerte censura artística que ejerce la dictadura de ese país. Se presenta en forma clandestina en Bielorrusia y sus fundadores viven en el exilio en Londres desde 2011.

La conciencia y el alma del país residen en su comunidad artística, declaró Attenborough. Si comprometemos eso, ponemos en riesgo algo muy serio.

Mirza expresó preocupación por la autocensura que viene de la vergüenza de ofender las ortodoxias culturales... Es difícil tener ese debate porque es emocional.

El año pasado se cerró el controvertido espectáculo Exhibit B en Londres, decisión que la vicealcaldesa de educación y cultura calificó de errónea.

En septiembre ese espectáculo, que mostraba actores negros encadenados para recrear el zoológico humano del siglo XIX, suscitó protestas de muchos, que lo tildaron de racista. Fue cancelado por temores sobre la seguridad, aunque los intérpretes replicaron; uno de ellos dijo que se les había negado la libertad de expresión artística.

Mientras algunas instituciones están comprometidas a sacar adelante trabajo difícil, muchas son frenadas por sus consejos directivos, apuntó Kelly.

Existen incontables instituciones y consejos que sienten ansiedad institucional por la política, manifestó. Mientras más un país hace sentir al nivel del gobierno que contar con un subsidio requiere ser cauteloso en materia política... es un punto peligroso para empezar. Lo he visto ocurrir en este país. Shami Chakrabarti comentó que en sus 10 años en el cargo en Liberty, uno de los incidentes que más lamenta es la cancelación de la obra Behzti, que provocó disturbios entre la comunidad sij fuera del teatro Birmingham Repertory, en 2004, por sus escenas de violencia.

Sin duda había inquietudes comprensibles, no digo que fuera una decisión fácil, pero fue una muy mala señal, expuso con respecto al que llamó un momento particularmente oscuro de la historia cultural británica moderna.

Kelly sostuvo que los británicos deben demostrar que valoran la expresión artística y contraprotestar en defensa de espectáculos cancelados. Es responsabilidad del arte proteger la noción de la libertad de expresión, concluyó.

© The Independent

Traducción: Jorge Anaya