La Unión Sionista, de centro, obtendría 24 escaños; el Likud, de derecha, 20
Domingo 15 de marzo de 2015, p. 22
Jerusalén.
Los dos sondeos más recientes publicados por las cadenas privadas israelíes Channel 10 y Channel 2, antes de las elecciones legislativas del próximo martes en Israel, confirman la ventaja por cuatro escaños del partido Unión Sionista, dirigido por Isaac Herzog Tzipi Livni, sobre el derechista Likud, del actual primer ministro Benjamin Netanyahu.
De acuerdo con la encuesta de Channel 10, el Likud obtendría 20 escaños y la Unión Sionista 24, mientras la de Channel 2 le otorga 22 sillas al primero y 26 al segundo, del total de 120 bancas con que cuenta el Parlamento israelí, unicamaral.
Los sondeos dan además 13 escaños a la lista árabe unificada, que reúne a cuatro partidos árabes israelíes y sería la tercera formación más votada. El partido de centroderecha Yesh Atid cuenta con 12 bancas en ambas encuestas, empatado con el partido nacionalista Hogar Judío, según Channel 10, y con un escaño más, de acuerdo con Channel 2.
Pese al estancamiento del Likud, se cree que Netanyahu, quien compite por un tercer mandato consecutivo, está mejor posicionado que Herzog para formar una coalición de gobierno.
En el sistema israelí no es necesariamente el líder del partido más votado quien está llamado a formar gobierno, sino el que sea capaz de constituir una coalición con los demás partidos representados en la cámara.
Frente a este debilitamiento en las encuestas, el jefe de gobierno intenta atraer el apoyo de la derecha en Israel presentando a sus rivales de centroizquierda como herramientas de una campaña mundial para usurpar el poder.
En entrevistas transmitidas y en redes sociales, Netanyahu ha acusado a gobiernos extranjeros y a magnates de canalizar decenas de millones de dólares
a activistas de la oposición que trabajan por socavar a su partido –el Likud– y dar impulso a la lista conjunta Unión Sionista.
No obstante, el primer ministro israelí ha perdido apoyo del gobierno de Estados Unidos y de algunos países europeos, molestos por sus intervenciones contra las negociaciones que llevan a cabo las potencias occidentales con Irán sobre su programa atómico, así como por sus constantes desaciertos con los palestinos.