El dirigente del sindicato minero, Napoleón Gómez Urrutia, habló de su exilio en Vancouver, Canadá –prolongado ya por más de nueve años–, en entrevista con el periódico Morning Star, de Londres.

Dijo que, por lo general, cuando los líderes sindicales en América Latina enfrentan ataques como éste, terminan en la cárcel o muertos. Espero que en el corto plazo, en los próximos meses, pueda regresar a México.

Asimismo, dijo al periodista Conrad Landin: “ahora que tenemos la exoneración legal, necesito la política antes de poder regresar al país. Somos sobrevivientes; he sido relecto en seis ocasiones –al frente del sindicato minero– desde que dejé México”.

Asimismo, comentó que en México todos los días hay violaciones a los derechos, y según sostuvo, en este país la relación entre las grandes empresas y el gobierno es de grandes beneficios mutuos, y eso nunca está tan claro como en las visitas de Estado.

Gómez Urrutia fue entrevistado en Londres, donde, a decir del diario, el dirigente minero fue a hablar sobre la difícil situación de los activistas sindicales mexicanos, mientras el presidente Enrique Peña Nieto se pasea por los alrededores del Palacio de Buckingham en una visita de Estado.

Asimismo, señaló que en México sí hay fuertes lazos entre las empresas y el gobierno; está claro que están trabajando juntos y que esa es su prioridad, en lugar de proteger los derechos de los trabajadores y las garantías fundamentales.

Explicó que en el país tenemos dos tipos de sindicatos: los oficiales, que están cerca del gobierno, y los democráticos, y el gobierno tiene el derecho de elegir si los reconoce, lo que “es una forma fascista de tener el control de los sindicatos de su preferencia y de aquellos que no lo son.

Es un instrumento de control que se utilizó en la Alemania nazi y en la Italia fascista; México es uno de los pocos países que todavía lo tiene, dijo.

También apuntó que el sindicato minero nunca ha estado cerca del gobierno y que siempre ha sido independiente.

Señaló que atribuye su resistencia a la lealtad de sus compañeros del sindicato, al apoyo de su esposa y su familia, así como a la solidaridad de los gremios de todo el mundo, incluyendo a los United Steelworkers de Estados Unidos y Canadá, así como a Unite, de Gran Bretaña, sus anfitriones de esta semana. Sin ellos hubiera sido muy, muy difícil sobrevivir, dice.