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Desde 1999 se hicieron 720 mil 422 viviendas de interés social; más de 50%, abandonadas

Estado de México: auge de empresas inmobiliarias sin desarrollo urbano

Proliferaron conjuntos al amparo de las administraciones de Arturo Montiel, Enrique Peña y Eruviel Ávila

Constructoras y autoridades incumplieron con la dotación de servicios básicos

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Viviendas abandonadas en el fraccionamiento Santa Teresa, municipio de Huehuetoca, estado de México, donde la empresa inmobiliaria Homex, declarada en quiebra, no proporcionó servicios básicosFoto Silvia Chávez
Corresponsales
Periódico La Jornada
Miércoles 11 de marzo de 2015, p. 30

Toluca, Méx.

El paisaje es similar en varios puntos del estado de México. Lo mismo desde las autopistas que conducen a Querétaro, Pachuca y Puebla que al transitar por el Circuito Exterior Mexiquense. Lo que antes eran cerros y extensas áreas de cultivo hoy están cubiertos con toneladas de cemento, una casa tras otra.

Los tres gobiernos estatales recientes (encabezados sucesivamente por Arturo Montiel, Enrique Peña y Eruviel Ávila) impulsaron la construcción de casi un millón de casas en la zona conurbada al Distrito Federal.

Sin embargo, al menos 400 mil están desocupadas, en gran medida porque ni las inmobiliarias ni las autoridades cumplieron con la dotación de servicios básicos ni crearon condiciones dignas para vivir. Otros se marcharon porque simplemente no pudieron pagar la hipoteca.

De noviembre de 1999 a enero de 2015 la Secretaría de Desarrollo Urbano del gobierno mexiquense otorgó permisos para la construcción de 396 fraccionamientos que suman 720 mil 422 viviendas de interés social, cifra única en el país, de acuerdo con la dependencia.

Tecámac, Huehuetoca y Zumpango acapararon la mayor cantidad de permisos; allí se han construido 309 mil 698 viviendas, casi 43 por ciento del total.

Estos tres municipios eran de vocación agrícola y reservas territoriales; hoy están colmados de casas con escasez de agua potable, saturación vial y falta de servicios públicos.

En Tecámac se autorizaron 55 conjuntos de 142 mil 497 casas habitación en 15 años. En Zumpango se emitieron 33 permisos para construir casi 91 mil viviendas y en Huehuetoca se otorgaron 30 para hacer 76 mil 243 casas.

Las tasas de crecimiento demográfico de estas demarcaciones, de entre 6 y 9 por ciento, superan ampliamente la media nacional, de 2 por ciento.

Huehuetoca es el caso más emblemático. En 1999 tenía 32 mil habitantes, pero en 2010 el censo contabilizó 200 mil.

A esos municipios, lo mismo que en Ixtapaluca, Chicoloapan y Chalco, arribaron cientos de miles de familias con la ilusión de iniciar una vida de prosperidad, pero para muchas el sueño se volvió pesadilla. Muchas se vieron obligadas a abandonar estas casas.

Leonor Castillo recuerda que en 2010 compró su casa en el fraccionamiento Hacienda Provenzal del Bosque, en Tecámac. Cuando le mostraron la vivienda le aseguraron que contaría con todos los servicios, pero mientras el fraccionamiento era entregado legalmente al ayuntamiento, el Consorcio Geo les proporcionaría agua y energía eléctrica.

Han pasado tres años y los servicios no llegan. La energía eléctrica se les proporcionaba mediante una planta que funciona con diésel, pero ahora que la inmobiliaria no cuenta con liquidez se les notificó que les racionarán el combustible y, por tanto, sólo tienen energía de 13 a 16 horas y de 20 a 22 horas.

La falta de corriente merma también el suministro de agua, lo que ha causado problemas de salubridad, sobre todo en las escuelas, que no tienen líquido ni para los baños. Ante este panorama, las familias empiezan a emigrar del fraccionamiento.

A Tomás Gómez, vecino de la cuarta sección de Santa Teresa, municipio de Huehuetoca, le prometieron que hasta allá llegaría el Tren Suburbano, que habría empleo y todos los servicios para el desarrollo habitacional, pero nada fue cierto. En el fraccionamiento existen al menos 10 mil casas de interés social abandonadas, con vidrios rotos, convertidas en basureros y con frecuencia usadas por la delincuencia.

Esta zona forma parte del proyecto Ciudad del Bicentenario Huehuetoca, que impulsó Peña Nieto en su gubernatura y que colapsó porque las constructoras no cumplieron lo ofrecido y las autoridades se vieron rebasadas por el crecimiento urbano.

Fue escalofriante porque la gente llegaba, pero los servicios no crecían al mismo ritmo. Ni alumbrado público, ni agua, ni disposición de basura, ni panteones: la situación ya estalló en Huehuetoca, expuso Eduardo Barragán, secretario del ayuntamiento de esa localidad, colindante con Hidalgo.

En el oriente del estado, Silvia Calderón Covarrubias, vecina de la unidad Auris I, en San Vicente Chicoloapan, dejó su casa por problemas de transporte.

La cantidad de gente que se asentó en años recientes en esa región saturó las vialidades, y el servicio de transporte sigue siendo deficiente y caro. Silvia tardaba tres horas en trasladarse a su trabajo, en Polanco, y otro tanto de regreso. Con lo que gastaban ella y su familia en pasajes y comida rentaron una casa en la colonia Anáhuac. Visita su casa frecuentemente para evitar que sea invadida.

En el valle de Toluca la construcción de conjuntos habitaciones se concentró en la zona norte de la capital mexiquense, Lerma y Almoloya de Juárez, y en otra Ciudad Bicentenario destinada al fracaso.

En estos municipios existen conjuntos de mil y mil 500 viviendas; al menos la mitad de las casas están desocupadas, pues además de la falta de servicios (principalmente agua) los traslados hacia sus centros de trabajo o escuelas o son muy caros o largos: hasta hora y media para trayectos de no más de 20 kilómetros.

En el fraccionamiento San Juan, ubicado detrás del penal de máxima seguridad de Almoloya de Juárez, sólo 30 por ciento de las mil 200 casas están ocupadas. Geo les prometió un conjunto habitacional con mercado, centros comerciales, escuelas y nuevas líneas de transporte, además de una zona industrial que daría empleo a los vecinos. Nada de eso se cumplió. Las oficinas de la inmobiliaria desaparecieron y no hay quien responda.

Tanto en el Valle de México como en el Valle de Toluca, varios desarrollos no fueron entregados a los municipios para su administración y dotación de servicios por incumplimientos de las constructoras y los ayuntamientos se han mantenido al margen, pues la construcción de infraestructura para la introducción de servicios les resulta muy onerosa.