e multiplican las advertencias sobre los crecientes riesgos de que los procesos de intensificación bélica alentados por la diplomacia de fuerza de EU y la OTAN en Ucrania y en las inmediaciones de Rusia y China, en pos del control de los vastos recursos euroasiáticos y de contención de potenciales rivales o coaliciones desemboquen en una guerra nuclear terminal. La Federación de Científicos de EU, la Asociación para el Control de Armamentos y en fechas recientes la comunidad vinculada al Bulletin of The Atomic Scientists, han llamado a la cautela. Lo hacen desde que el 13 de diciembre de 2001 cuando EU, articulando una línea militarista de extrema derecha, anunció su retiro del Tratado Anti-Balístico (ABM), un cortocircuito nuclear
perpetrado por quienes Gore Vidal en Dreaming War (NYT Bestseller, 2007) calificó de junta petrolera Cheney/Bush
asentada en la usurpación electoral las guerras de agresión por el petróleo bajo guisa de autodefensa anticipadora
y en un inconstitucional régime d´exception luego del 11-S.
La anulación del ABM generó incertidumbre estratégica pero recibió el entusiasta endoso del poderoso sector aéreo-espacial (aliviado hace poco de que en el film Gravity el malo de la película fuese la basura espacial rusa y no la propia), en anticipo de una cascada de contratos de billones de dólares que son el cemento de la continuidad Bush-Obama en lo estratégico/espacial y de seguridad internacional.¿En qué consiste, específicamente, la línea neocon
seguida por Obama? En verdad viene de la hipermilitarización (y de la financiarización/especulación) que acompañan al declive hegemónico de EU, línea consignada en la Guía de planeación de la defensa del Pentágono (1994-99) cuyo eje es evitar la reaparición de un nuevo rival, ya sea en el territorio de la ex-URSS o en alguna otra parte, que represente la amenaza que otrora significó la URSS
).
EU plantea hacer la guerra a quien trate de dominar “una región cuyos recursos, con un control consolidado, bastarían para generar una potencia mundial. Estas regiones incluyen Europa occidental, el este de Asia, Asia sudoriental y el territorio de la ex Unión Soviética
(traducción: ¡EU debe evitar que Rusia ejerza soberanía sobre su territorio!). Otro objetivo central es mantener mecanismos para evitar que los competidores potenciales aspiren a representar un papel regional o mundial más amplio
. Ninguna novedad si, como documenta Antonio Sánchez Pereyra en su imprescindible Geopolítica de la Expansión de la OTAN (Ceiich/UNAM/Plaza&Valdés, 2003) para sus arquitectos la Alianza sirve en Europa para mantener a EU dentro, a Rusia fuera y Alemania abajo
.
Esa expansión
en burla de compromisos con Gorbachov y Rusia, se colocó en medio del golpismo nuclear de un temerario despliegue anti-balístico en las fronteras de Moscú y de una narrativa de que la ampliación de la OTAN a las ex-repúblicas soviéticas ¡no generaría irritación! Lejos de crear una zona de paz
, azuzaron el caos: Aún más¿cómo puede Rusia confiar en EU luego del golpe de la CIA en Febrero 2014 que derrocó al gobierno electo de Ucrania
e instaló, como dice Paul C. Roberts, un régimen títere inmediatamente hostil a Rusia y a la población ruso parlante de Ucrania
? (ICH 25/2/15). Peor para la paz del orbe si la maniobra
en Ucrania incluye operativos clandestinos en Rusia, Irán, China, Brasil, Venezuela y en otros BRICS. Hace poco Vadym Prystaiko, viceministro de Relaciones Exteriores de Ucrania y ex embajador en Canadá, después de abogar porq ue Ottawa proporcione armas letales y adiestramiento para usarlas en una guerra total contra Rusia
, agregó a Radio Canadá (CBC) que el mundo no debe temer unirse a Ucrania en una pelea contra una potencia nuclear
(sic). ( Robert Parry, ICH, 25/2/15).
No extraña que junto a la falta de civilidad estratégica de los neocon
aumente la sensación de riesgo nuclear. En fechas recientes aquellos vinculados al Bulletin of the Atomic Scientists, en referencia a la continua modernización nuclear han expresado gran preocupación porque el riesgo de guerra aumenta a niveles semejantes a momentos difíciles y críticos de la guerra fría. Desde 1947 utilizan la metáfora de un reloj del juicio final
que aparece en portada, pasándolo de cinco a tres minutos para la medianoche
en 2015. En febrero el Bulletin recordó al público y a la Casa Blanca qué pasaría si sólo una de las más de 2 mil bombas en los arsenales de Rusia y EU, listas para ser lanzadas, fuera detonada a mil seiscientos metros sobre Manhattan. (Entérese).
Mejor, aunque difícil, pero necesario: detener el acoso clandestino y estratégico a Rusia, retomar la civilidad del ABM y convivir en la multipolaridad: hay mucho que hacer ante el colapso climático antropogénico en curso.