Madrid.

Fabiola Vargas, joven actriz mexicana que acaba de rodar su primer largometraje en España, explicó que uno de los retos para hablar de la inmigración en el cine es precisamente mirar de forma descarnada y sin edulcorantes un fenómeno que afecta a millones de personas en el mundo.

En la película El gran salto adelante, del cineasta español Pablo Llorca, la joven intérprete encarna a Elena, inmigrante de origen mexicano que vive en Madrid soportando penurias y sufriendo el maltrato del sistema y de la sociedad junto a su hija de 13 años. Es un drama que se traduce en la metamorfosis de un personaje que sufre los rigores de la intemperie, que pierde la inocencia y la bondad en su lucha por sobrevivir al hambre.

Vargas estudió arte dramático en México, en la escuela del actor y profesor de varias generaciones de intérpretes Ludwik Margules, de origen polaco, pero que residió en el país desde 1956 hasta su muerte, en 2007.

La joven actriz ha realizado diversos cortometrajes y obras de teatro; también ha participado, como activa agitadora cultural, en un colectivo de creadores mexicanos que intentan difundir, con más profusión, las obras y proyectos de artistas connacionales en España.

Ahora, con su primer largometraje y con varios proyectos en puerta, Vargas reconoce que está en un proceso creativo muy fructífero, que no ha cesado desde que decidió salir de México, en un lejano 2007, para grabar un documental en el desierto del Sahara, que le cambió la vida y la mirada sobre lo que ocurría a su alrededor, como es, precisamente, el fenómeno de la inmigración.

En entrevista con La Jornada, Vargas explicó: Hace poco descubrí que una de las cosas que más me atrajeron de Elena es que entendí que lo que la estaba motivando es una necesidad más grande que ella y que hay cosas contra las que no podía ir. Es básicamente cuando un personaje se topa con algo complejo o inmenso y lo tiene que resolver, aunque eso vaya en contra sus principios o su naturaleza. Es el cuarto proyecto en el que trabajo y que está relacionado con el fenómeno de la inmigración. Todos tienen una base y un punto de vista completamente distintos, pero claro que hay una parte básica, que es el entendido de que una persona que emigra está fuera de su zona de confort y debe salir adelante con lo que tenga a mano.

El gran salto adelante pertenece a la categoría de cine experimental y hasta vanguardista que con escasos recursos, pero con un guión y una historia potentes y trabajadas, crea una película capaz de emocionar y hacer reflexionar. “Creo que es hasta cierto punto normal que esas cintas, con ese lenguaje y esa temática, estén fuera del círculo comercial, porque en general, cuando vemos una película que habla, por ejemplo, del llamado sueño americano, siempre se muestra una realidad genial, en la que cambia tu estilo de vida para mejor, y en realidad no es así. Al menos no siempre. Hay muchísima gente, y más en una situación de crisis económica como la que viven España y Europa, a la que le pasan cosas que seguramente no esperaba. Así que es hasta cierto punto normal la marginalidad en este cine. Sin embargo, confío en que con el tiempo estas cintas sean vistas cada vez más”, explicó.

La actriz mexicana trabaja en el montaje de tres obras de teatro en Madrid, de la creadora mexicana Verónica Musalem, siempre con el propósito que comparte con sus compañeros del colectivo de artistas mexicanos en España, de difundir y dar a conocer el arte de México.