Zapopan, Jal.

En una más de las efemérides de este mes dedicadas al Ejército, el presidente Enrique Peña Nieto manifestó: El origen de nuestras fuerzas armadas es nuestro pueblo, y su único fin es servir al pueblo de México.

En el Colegio del Aire, dotado de nuevas instalaciones, en las cuales se invirtieron 842 millones de pesos, el mandatario conmemoró hoy el centenario de la Fuerza Aérea.

Desde la explanada y a espaldas del edificio de Gobierno, cuya fachada semeja un águila, el gobernante exaltó una vez más a los militares: Cumplen con honor y lealtad las misiones que la patria les ha encomendado.

Las fuerzas armadas han estado invariablemente al lado de los mexicanos para mantener el orden y la seguridad interior, para dar tranquilidad a las familias amenazadas por el crimen organizado, subrayó.

Es una lucha que soldados y marinos han asumido con total institucionalidad y lealtad a México, y sin importarles sacrificios o riesgos, han cumplido.

Luego se refirió al privilegio de quienes desde los cielos nacionales pueden ver a México desde otra perspectiva, así como su amplia geografía.

Perspectiva amplia

Así es como hay que mirar a México, como hay que verlo, en toda su extensión y todo su potencial. El país, aseguró, es grande y fuerte. Ha decidido cambiar, y en ese proceso debe vérsele con perspectiva amplia.

Los cambios de fondo, insistió, permitirán que México sea una nación en ascenso, que logre alcanzar nuevas alturas. Ese es el país que entre todos estamos construyendo. Esa es la nación valiente y decidida a la que defienden y sirven nuestras fuerzas armadas.

A su llegada a las instalaciones del Colegio del Aire, recibió explicaciones sobre las distintas aeronaves que integran la Fuerza Aérea.

Mientras recorría la muestra le obsequiaron una chamarra y anteojos de piloto.

Al llegar hasta un T6C, Texan II, Peña Nieto subió a una de las alas para conocer en detalle ese modelo y su capacidad de carga. Al descender bromeó con el secretario de la Defensa, el general Salvador Cienfuegos, sobre sus intenciones y capacidad para pilotar, y ante la sonrisa incrédula de su interlocutor, chanceó: ¡...usted no me tiene confianza, pero yo sí lo pilotearía alguna vez!

Ante cientos de personas –sobre todo familiares de los soldados del aire– y horas de espera para la ceremonia central en la explanada, el mandatario fue recibido con honores.

Después hubo discursos, condecoraciones y un desfile de cadetes de planteles militares de aire, tierra y mar. En el cielo, seis aeronaves T6C y siete Pilatus PC7, del equipo acrobático del Colegio del Aire, deleitaban a los invitados. Pero muchos de ellos más tarde aguardarían, con sus niños cansados y afectados por el sol, una hora más, porque justo a unos metros del graderío el Presidente llegó a develar la placa de un obelisco alusivo a la fecha.

Acompañado por los titulares de las fuerzas armadas y algunos miembros de su gabinete, recorrió y puso en funcionamiento instalaciones, de lo cual sólo tomó registro el equipo oficial de prensa de Los Pinos. Entre éstas, inmuebles del cuarto batallón de ingenieros de combate (zapadores), los juzgados militares de ejecución de sentencias del Complejo Militar de Justicia y una estancia infantil. Al final asistió a una comida con jefes militares, invitados extranjeros y cadetes.

El director de la Fuerza Aérea Mexicana, general Carlos Antonio Rodríguez Munguía, señaló a su vez que el proceso de modernización de la institución, que se inició en 2007 con el ingreso de las primeras mujeres a sus filas, continuará en los próximos años.

Desde entonces se han graduado 33 mujeres y 33 cadetes más están en las aulas. Además, ya se renovó casi la mitad de la flota aérea con la adquisición de aeronaves diversas y se actualizó el sistema de vigilancia aérea con equipos modernos, como radares y sistemas aéreos no tripulados, como factor estratégico del espacio aéreo mexicano.