Delegados de los países implicados trazarán hoy en Berlín el borrador de una hoja de ruta
Lunes 9 de febrero de 2015, p. 26
Moscú.
Aunque es obvio que quedan obstáculos por superar, la búsqueda de entendimientos para establecer un cese del fuego en el este de Ucrania dio este domingo un paso más hacia la meta.
La programada conversación telefónica simultánea entre los dirigentes del Cuarteto de Normandía –Rusia, Ucrania, Alemania y Francia, según se ha dado en denominar a este formato de negociación desde que, con ocasión del aniversario de una de las fechas claves de la Segunda Guerra Mundial, se reunieron por primera vez en la localidad francesa, el año pasado–, permitió elaborar una suerte de hoja de ruta.
De acuerdo con ésta, mientras los cancilleres siguen manteniendo hoy encuentros en Múnich, con ocasión de la Conferencia de Seguridad, este lunes se reunirán en Berlín los representantes de los cuatro países –delegaciones de expertos encabezados por viceministros de Relaciones Exteriores–, los cuales tienen la tarea de consensuar un borrador de acuerdo.
Un día después, el texto será sometido a consideración de los miembros del llamado grupo de contacto –es decir, el grupo de representantes de la Organización de Seguridad y Cooperación en Europa, Rusia y Ucrania, que suscribieron los protocolos de Minsk en septiembre de 2014–, eufemismo que sólo incorpora a la etapa final de la negociación a los líderes separatistas de Donietsk y Lugansk, Aleksandr Zajarchenko e Igor Plotnitsky.
Y si no hay objeciones al texto, los presidentes de Rusia, Vladimir Putin, y de Ucrania, Petro Poroshenko, viajarán a Minsk para reunirse el miércoles con los promotores de esta iniciativa de paz, la canciller federal de Alemania, Angela Merkel, y el presidente de Francia, François Hollande.
Los mediadores europeos, según la versión que difundió el portavoz de Merkel, Steffen Seibert, dan por hecho que tendrá lugar la cumbre de Minsk. Putin la confirmó en principio, a condición de que se eliminen los flecos que quedan para sellar el acuerdo.
Es tan complejo lo que falta precisar que nadie se atreve a adelantar los puntos principales del acuerdo que se está negociando a base de concesiones de todas las partes implicadas, más allá de la filtración de algunas líneas muy generales, aisladas del conjunto, y esto último es lo único que puede formar una idea del alcance real de los entendimientos.
Por eso, por poner un ejemplo, no aclara mucho que el presidente Hollande haya confiado, a través de declaraciones a la televisión francesa, que se propone establecer un corredor de neutralidad de 50 a 70 kilómetros entre las partes enfrentadas, si no se precisa dónde debe pasar esa línea de demarcación de los territorios que no reconocen al gobierno de Poroshenko.
Tampoco contribuye decir que la zona que se declara separatista tendrá amplia autonomía, sin dejar en claro que ésta acepta seguir formando parte de Ucrania, o que Poroshenko está dispuesto a convocar un referendo sobre la eventual conversión del país en federación.
Habrá que esperar y, sobre todo, tener mucha paciencia porque –al margen de lo que finalmente acuerden los políticos– la implementacion del cese del fuego correrá a cargo de combatientes que, ajenos a cualquier tipo de negociación diplomática, lo único que han hecho en los últimos diez meses es apostar todo a una victoria militar.
Y ellos son los que, en última instancia, tendrán que cumplir cualquier acuerdo.