Revela estudio que hay ciudades en las que hay un auto por cada cuatro habitantes
Domingo 18 de enero de 2015, p. 21
El extraordinario crecimiento que en los últimos años ha experimentado la industria automotriz en México acarrea beneficios como una mayor generación de empleos y una entrada importante de divisas, pero también tiene consecuencias tanto ambientales como económicas y de salud, sostiene un estudio auspiciado por la Fundación Friedrich Ebert.
De acuerdo con el análisis, en México 18 por ciento de las emisiones de CO2 son generadas por los automóviles (según datos hasta 2009); 34 millones de personas están expuestas a la mala calidad del aire (2011) y debido al crecimiento constante del parque vehicular la velocidad de circulación en la capital del país disminuyó en 8 kilómetros por hora entre 2006 y 2011.
En el texto Explosión de la industria automotriz en México: de sus encadenamientos actuales a su potencial transformador, el investigador Alex Covarrubias Valdenebro, sostiene que el de los costos asociados al desarrollo de la industria automotriz es un tema comúnmente desdeñado
en los análisis de dicho sector.
Sin embargo, plantea que una de las consecuencias más obvias de que millones de automóviles circulen diariamente por el territorio nacional (hasta noviembre del año pasado en el país había 25.4 millones de unidades registradas, según el Inegi), es la contaminación.
De acuerdo con el Informe 2012 de la Organización Mundial de la Salud sobre las partículas inferiores a 10 micrómetros suspendidas en la atmósfera (las cuales están compuestas de polvo, cenizas, hollín, etcétera y constituyen la contaminación ambiental más severa), las ciudades mexicanas que registran mayores índices son Mexicali, Monterrey, Ciudad Juárez y el Distrito Federal, cuyos índices de motorización han crecido grandemente.
Ejemplifica que en el caso de Mexicali, la flota vehicular creció tres veces durante la última década con lo que alcanzó un promedio de un auto por cada cuatro habitantes, cifra superior en 20 por ciento a la media nacional, que según el Inegi hasta 2013 era de cinco habitantes por auto.
Otros de los efectos negativos de la motorización
son el de la congestión vehicular, el gasto en obra pública y la accidentabilidad y siniestralidad resultante.
Ejemplifica que en el caso del Distrito Federal, de 2006 a 2011 la flota de autos creció a una tasa de 10 por ciento cada año hasta llegar a 5.5 millones de vehículos circulando por las avenidas y calles de la capital del país, lo que provocó que en dicho periodo la velocidad de circulación disminuyera 8 kilómetros por hora, con todo y las inversiones masivas en infraestructura vial y carretera para aliviar la situación, como el segundo piso del Periférico, el Viaducto Bicentenario y el Metrobús, además de programas como el Hoy no Circula.
El estudio de la Fundación Friedrich Ebert advierte que industria automotriz y la motorización podrán seguir creciendo aún a tasas más inusitadas puesto que el mundo está frente a una transición histórica que desplaza los centros de producción y consumo de la industria a los países emergentes, como México, que se han convertido en una de las plataformas de exportación mas rentable del orbe debido a su garantía de calidad a menores costos laborales.