A puertas cerradas se negocia el pacto entre 12 países que manejan 38% del comercio
Miércoles 14 de enero de 2015, p. 29
Washington.
Dos décadas después de perder la batalla para impedir la firma del Tratado de Libre Comercio de América del Norte (TLCAN), los sindicatos estadunidenses están nuevamente en pie de guerra, frente a una nueva negociación de ese tipo con 11 naciones de la Cuenca del Pacífico.
En juego está la incorporación de Estados Unidos a la Alianza Transpacífico, que reduciría o eliminaría la mayoría de las barreras comerciales entre Estados Unidos y sus socios. El acuerdo se elabora en negociaciones a puertas cerradas.
Líderes sindicales y otros opositores a la iniciativa dicen que el tratado despejaría el camino para que numerosas empresas se lleven muchos puestos de trabajo a países con sueldos más bajos. Organizaciones ambientalistas y de derechos humanos también expresan una firme oposición.
Es un tema conocido. Después de todo, el ex candidato presidencial Ross Perot advirtió alguna vez que el TLCAN generaría una estruendosa succión
de trabajos que se irían de Estados Unidos a México.
Por ahora, las consecuencias económicas del TLCAN han sido mixtas, no tan graves como pronosticó Perot ni tan positivas como anticipó el presidente Bill Clinton.
La Alianza Transpacífico incluiría a 12 países que representan el 38 por ciento de la actividad comercial mundial: Estados Unidos, México, Canadá, Chile, Perú, Australia, Brunei, Japón, Malasia, Nueva Zelanda, Singapur y Vietnam.
Las negociaciones han acentuado las diferencias entre el empresariado y los sindicatos. El presidente del sindicato de camioneros, James Hoffa, afirma que se perderán muchos puestos de trabajo. Para Hoffa, los acuerdos comerciales que firma Estados Unidos deberían contribuir a una economía mundial democrática y promover buenos empleos, trabajo para todos y sueldos más altos.
La Cámara de Comercio estadunidense dice que el TLCAN “ha generado grandes oportunidades para los trabajadores, agricultores, consumidores y el empresariado estadunidenses y que el comercio con Canadá y México sostiene decenas de miles de empleos en los 50 estados
de Estados Unidos.