omo era de esperarse, los resultados recientemente publicados del examen PISA 2012 vuelven a ser un desastre para México: el lugar 53 de una lista de 61, entre los estudiantes de 15 años que, como siempre, evaluó ciencia, lengua y matemáticas, esta vez con énfasis en esta última materia.
Para el lector no familiarizado, PISA evalúa no conocimientos adquiridos, sino las competencias indispensables para resolver problemas, que demandan saberes de esas tres grandes ramas, adaptados al contexto nacional de los países a los que se aplica.
Este examen lo diseñan alrededor de 60/70 expertos provenientes de entre 30 y 40 países, que son convocados por la OCDE, y evalúa precisamente lo señalado y ninguna otra cosa. Es preciso tener presente este propósito porque es frecuente que a PISA se le señale no tomar en cuenta esto o aquello, cuestiones que no están dentro de sus objetivos. En otras palabras, de la educación es preciso evaluar otros aspectos altamente relevantes, pero que no son parte de su objetivo.
El informe PISA se lleva a cabo cada tres años; examina a estudiantes de 15 años de edad y no de un nivel escolar específico; el examen se concentra en las tres áreas señaladas; los problemas por resolver deben ser presentados en contextos personales o culturales relevantes; no analiza los programas escolares nacionales, sino que revisa los conocimientos, las aptitudes y las competencias que son relevantes para el bienestar personal, social y económico del país que se evalúa; no mide el conocimiento escolar como tal, sino la capacidad de los estudiantes de poder entender y resolver problemas auténticos a partir de la aplicación de sus saberes.
En 2012 varios países de Asia (China es evaluado por regiones) se han ubicado en los primeros lugares en el examen de matemáticas (la rama preponderante en el informe 2012). Shanghai, China, ocupó el primer lugar, con 613 puntos; le siguió Singapur, con 573 puntos; a continuación Hong Kong, China; Taipei, y Corea del Sur, con 561, 560 y 554 puntos, respectivamente. El promedio de la OCDE es de 494 puntos. Estados Unidos alcanzó 481 y México 413.
En una encuesta española sobre el último informe, se lee: El 86 por ciento de los docentes rechazan los sistemas de evaluación actuales, pues creen que no permiten desarrollar al máximo las habilidades y capacidades de los estudiantes y un 97 por ciento coincide en que el uso de nuevas formas de aprendizaje mejoraría los resultados
. “No se trata tanto de cómo se enseña, con tiza digital, sino qué se enseña –recalca Ángel Pérez, director del consorcio educativo SM–. La tecnología no cambia nada, lo que se necesita es tener otra metodología”.
Para mejorar el aprendizaje la mayoría opina que hay que incentivar el desarrollo del pensamiento crítico (76 por ciento), trabajar las inteligencias múltiples de manera individualizada (71 por ciento) y fomentar el trabajo cooperativo en las aulas (59 por ciento).
En el presente todo parece indicar que el debate educativo se centrará en gran medida en lo que ha expresado recientemente el ministro de Educación de España, José Ignaco Wert, después de revisar los pobres resultados de los estudiantes españoles en la prueba Pisa: “Hace falta un cambio radical en la metodología de la enseñanza’”, dijo el ministro, para superar modelos anticuados
basados sólo en memorización de contenidos. Lo que el informe PISA sugiere es que hay que dotar a los alumnos de las habilidades necesarias para aplicar los conocimientos que adquieren; lo importante no es cuánto se sabe, sino qué se puede hacer con lo que se sabe, y ser además capaz de aprender lo que se ignora
. De lo que hablan estas tesis es de la necesidad imperiosa de formular nuevos paradigmas para todos los niveles educativos.
Respecto a PISA, circulan otros criterios útiles: Moisés Stanckowich, profesor para los alumnos del Programa Erasmus, sobre la enseñanza de español en China y Corea, escribe: “Curiosamente, los primeros puestos del ranking PISA los ocupan aquellos países orientales en los que aún hoy prima la memorización en el estudio. Desde mi experiencia de vida y trabajo docente, de seis años, en Corea del Sur, Japón y China, veo a algunos de mis ex alumnos ocupar puestos de trabajo importantes, que aún me siguen pidiendo consejo en ocasiones… Son personas que, tras memorizar mucho, ciertamente, no me atrevería yo a calificar ni mucho menos de hombres y mujeres que no sepan razonar o crear ex nihilo. Este es un pensamiento sesgado producto de la visión eurocéntrica que nos define”. En definitiva, no descartemos la memorización, combinémosla con el razonamiento.
PISA ha tenido tanto éxito que se ha convertido en una referencia mundial. El problema es que, como los medicamentos, está empezando a tener efectos iatrogénicos. Así lo han advertido 83 grandes pedagogos y expertos en políticas educativas de diferentes países en un escrito dirigido a la OCDE.
El primero de estos efectos adversos es que condiciona las políticas educativas de los gobiernos y hasta las prácticas docentes, pues induce a los centros a modificar sus planes pedagógicos con el único propósito de puntuar mejor en la prueba. Es decir, que refuerza la dinámica de preparar para aprobar, y eso sucede con un examen que no tiene repercusión en el currículo.
El pardigma es el tema.